Opinión

Aranceles: freno a la energía fotovoltaica y mala estrategia de defensa

  • Algunas medidas del Pacto Verde y del plan 'REPower EU'se enfrentan en la práctica 
  • La aplicación de políticas muy proteccionistas a las importaciones no ayudarán a la UE 

Antonio González Terol

En estos momentos, dentro de la Unión Europea se están desplegando diversos planes y medidas para que nuestro continente recupere el liderazgo en los mercados internacionales, aumente su competitividad y reduzca su dependencia industrial y energética de otros países como pueden ser Rusia, China o Estados Unidos.

Entre los planes más destacados, y que deseo tratar en este artículo, nos encontramos con el plan REPowerEU y el Plan industrial del Pacto Verde. El primero de ellos tiene por objetivo reducir la dependencia europea de los combustibles fósiles rusos y el acelerar el despliegue de las energías renovables. Por otro lado, el Plan Industrial del Pacto Verde pretende impulsar una industria europea zero emisiones y mejorar su competitividad.

Sobre el papel ambos planes son complementarios, de hecho, deben serlo para ser eficaces y sostenibles en el tiempo, pero en la práctica, algunas medidas anunciadas por la Comisión Europea los enfrentan puesto que permitirían lograr los objetivos de uno de ellos a costa de ralentizar o paralizar la implantación del otro. El mejor y más claro ejemplo lo encontramos en el ámbito de la energía solar fotovoltaica.

El pasado mes de septiembre los fabricantes europeos de paneles fotovoltaicos publicaron el documento titulado How to address the unsustainably low PV module prices to ensure a renaissance of the PV industry in Europe, en el que se recogían una serie de medidas proteccionistas para la defensa de los fabricantes de paneles solares europeos de la competencia china.

Tras la publicación de este documento se ha vuelto a escuchar en el seno de la Comisión la posibilidad de que la Unión Europea imponga aranceles a los paneles chinos para frenar su importación y detener la gran caída de los precios de los paneles fotovoltaicos fabricados en Europa que ha dado lugar a que muchos productores europeos hayan dejado de fabricar.

En un principio, parece una muy buena idea ya que, si se imponen aranceles a los paneles fotovoltaicos chinos, el precio de estos subirá y, como consecuencia lógica, las empresas productoras de energía fotovoltaica volverían a comprar paneles fabricados en Europa, aumentando el precio de los mismos y fortaleciendo la industria europea.

A priori… ya que esta es la teoría clásica que ha llevado en algún momento de su historia a muchos países a implementar aranceles a los productos extranjeros con el objetivo de crear o proteger a diversos sectores industriales e impulsar su crecimiento económico.

Lo que nos dice la historia y la realidad económicas es que estas medidas no siempre dan los resultados esperados y cuando lo logran, como el caso de Corea del Sur y su histórico crecimiento del PIB y convergencia con el resto de países del mundo, se debe a que se implantan acompañadas de otras actuaciones y solo tienen un impacto en el corto plazo. ¿Y en Europa? ¿Qué pasaría si se implantasen unos aranceles a los paneles fotovoltaicos chinos? ¿Sería beneficioso para la industria europea? ¿Y para el desarrollo del Plan REPowerEU? La respuesta todas estas preguntas es un rotundo no.

Por un lado, no es seguro que las empresas productoras de energía fotovoltaica europeas comprasen los paneles a los fabricantes europeos tras la imposición de aranceles a los fabricantes chinos pues, primero, tal y como indica la ESMC en su estudio existe un excedente de módulos fotovoltaicos importados en stock en los puertos y almacenes de la UE (se estima que entre 140 y 170 millones de módulos fotovoltaicos).

Y segundo, porque en el mundo existen otros países que cuentan con una industria de fabricación de paneles fotovoltaicos potente como son Estados Unidos y Canadá. Y digo industria potente porque si entran en vigor dichos aranceles y las empresas europeas productoras de energía fotovoltaica se ven obligadas a comprar los paneles en la Unión Europea simplemente no habría capacidad para atender la demanda.

.En 2023, menos del 3% (1,5 GW) del despliegue solar previsto en Europa (54 GW) se podía producir íntegramente en Europa por lo que imponer aranceles solamente producirá "cuellos de botella", ralentización y posible paralización del despliegue de las energías renovables, en concreto la solar fotovoltaica, en la Unión provocando además la pérdida de unos 290.000 empleos en 2025 en el sector, según estimaciones de SolarPower Europe.

Por otro lado, la historia económica europea ya nos ha demostrado que estas medidas no funcionan, pues entre 2013 y 2018 la Unión Europa impuso medidas antidumping y anti-subvenciones a paneles solares, obleas y células chinas sin conseguir el objetivo de crear una industria propia suficientemente competitiva. Lo único que se consiguió fue ralentizar la implantación de energía solar fotovoltaica y aumentar los costes para los consumidores porque, como ya he señalado anteriormente, la mera imposición de aranceles no es garantía éxito para proteger a una industria nacional.

En todo caso, los productores de energía fotovoltaica no estamos en contra de la industria europea y creemos que es posible ayudarla sin frenar el despliegue de la energía renovable, pero para ello es necesario no caer en medidas ya fracasadas en el pasado como son los aranceles a los productos extranjeros y apostar por otras políticas como ayudas a los fabricantes europeos que les permitan aumentar de manera real sus capacidades innovadoras y, por tanto, su competitividad frente a los productos extranjeros. Es cosa de entablar a Europa en una buena perspectiva.