De ocultar un despido a difundirlo en redes sociales
- Quizás esta generación haya espabilado demasiado y quiera comunicar sin miedo ni vergüenza su despido voluntario o no
Pilar Llàcer
Que las redes sociales se han convertido en el nuevo ágora imprescindible de cualquier conversación no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, si se trata de temas laborales y más los relacionados con un despido, la cosa cambia, o por lo menos lo hacía para toda una generación que lo consideraba como algo deshonroso y que lejos de anunciarse, había que ocultar incluso para las amistades más cercanas; "salida pactada" una metáfora que siempre escondía un duelo silencioso.
En los últimos meses, ha aparecido una nueva práctica que pone en jaque a empresas y a muchos jefes, Quit Tok, que consiste en grabar la renuncia a un trabajo o un despido por parte del departamento de recursos humanos y subirlo a redes sociales. Ha surgido a raíz de una joven llamada Britanny que decidió grabar la llamada en la que recursos humanos le comunicaba su despido. Seguramente, si estás leyendo estas líneas y perteneces a una generación de más de 26 años, no podrás dar crédito. La cuestión de fondo no es el motivo por el que se graban y lo difunden, sino el para qué lo hacen, y más allá de planteamientos legales o morales, lo que está claro es que llega una generación a las empresas con unas normas de juego, valores y propósito que difieren claramente de las anteriores. Al ámbito de la ética corresponderá el decir si son mejores o peores, buenas o malas, y no a los prejuicios y sesgos de muchos mayores que no les comprenden, como ha sucedido siempre en el devenir de la historia.
La revolución tecnológica derivada de la aparición de Internet junto con la disrupción de la inteligencia artificial, y una pandemia sanitaria que puso en alerta el propósito de vida y laboral, ha provocado un cambio radical en la forma de ser y los hábitos de consumo de las generaciones más jóvenes, que se contagia lentamente al resto de edades. No es tanto la incertidumbre como la velocidad a la que se producen los cambios y aparecen nuevas tendencias, que ponen de manifiesto que la transparencia, la personalización, la cercanía y la instantaneidad deberían ser los nuevos preceptos en las empresas.
El grado de insatisfacción laboral de las organizaciones sigue creciendo a unos niveles insostenibles para la productividad y el compromiso. Y más allá de cuestionar si los jóvenes carecen de valores o de capacidad de esfuerzo y que les encanta el "postureo" aunque sea con su propio despido, la nueva práctica de Quit Tok debería llevarnos a pensar, como empresas y sociedad, si el hacer las cosas de la misma forma de siempre, con las mismas políticas y procedimientos, en muchos casos injustas y poco transparentes, sigue teniendo validez. Las empresas y los departamentos de recursos humanos deberían cuestionarse su coherencia con lo de siempre, con las personas que dicen que están en el centro, y analizar cuáles son las verdaderas palancas para atraer y enamorar al valioso talento. La peligrosa pirámide demográfica junto con los nuevos comportamientos de los jóvenes son ya suficientes señales de alarma.
En el año 2019 y después de más de tres despidos, publiqué mi libro "Te van a despedir y los sabes", y uno de los consejos era espabilar y siempre tener un plan A, B y C; ahora sería buen momento para escribir "Se van a ir y lo sabes…y además lo van a publicar". Quizás esta generación haya espabilado demasiado y quiera comunicar sin miedo ni vergüenza su despido voluntario o no, con razón o sin ella, porque demandan transparencia, que sea su propio jefe, y no recursos humanos quien les informe. Lo hacen con osadía y también con su potente altavoz de las redes sociales. Para las empresas constituye un desafío, en muchas ocasiones, el dar más explicaciones de las necesarias, el ir más allá de una enlatada entrevista de salida, en definitiva, jugar con la transparencia e influencia, más allá del bien y del mal como diría Nietzsche, que da el territorio de las redes sociales.