Opinión

Obstáculos que dañan la inversión

  • El 'stock' que empresas y Estado ponen a disposición de sus trabajadores no se recupera

elEconomista.es
Madrid,

Las últimas cifras de la Contabilidad Nacional muestran que la inversión fue uno de los motores que contribuyó al fuerte avance del PIB español en el pasado trimestre. La llamada formación bruta de capital fijo -como técnicamente se denomina la actividad inversora más productiva- avanzó un 1,3%, lo que demostraría la supuesta buena salud de este componente de la demanda interna.

Ahora bien, más allá de los términos agregados, existen otras mediciones más detalladas como es el volumen de inversión por trabajador, esto es, la cantidad real de recursos que las empresas o instituciones públicas son capaces de poner a disposición de su plantilla. Es el baremo que monitoriza la AIReF y que lleva al organismo fiscalizador al lanzar la alarma, al destacar que se encuentra siete puntos por debajo de su nivel previo al Covid.

En otras palabras, se trata de la peor evolución de todas las grandes economías de la eurozona. Este comportamiento sorprende considerando que coincide en el tiempo con un estímulo de tanta intensidad para la inversión como es el desembarco de los fondos europeos Next Generation.

Ahora bien, a los retrasos en la llegada de dichas ayudas a las economía real, se suma un amplio repertorio de problemas de más largo recorrido. Estos últimos abarcan desde una regulación asfixiante para las empresas, pasando por los crecientes costes laborales, especialmente en términos de cotizaciones y terminan en el aumento de las cargas fiscales producido en los últimos años.

Son todos ellos factores que socavan de forma directa el músculo inversor de las empresas y que en el largo plazo, más allá de lo que las estadísticas coyunturales reflejan ahora, acabarán afectando al crecimiento y al empleo.