Opinión

El envejecimiento de la población alargará las listas de espera

  • La población mayor de 60 años se duplicará entre 2015 y 2050
  • La demanda de servicios sanitarios irá en aumento en próximas décadas

Amador G. Ayora

La sanidad española está al borde del colapso. Las listas de espera para operaciones no urgentes volvieron a batir récord en España con un total de 849.535 pacientes sin intervenir a finales 2023, un dato sin precedentes que representa un incremento del 7,1% con respecto a diciembre de 2022 (60.300 más), según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad. Asimismo, el tiempo medio de espera alcanza 128 días en el último semestre de 2023, con un incremento del 24,3%, que afecta a casi uno de cada cuatro pacientes.

Detrás de este problema crónico de la sanidad española, que ha saltado del sector público al privado, se encuentra un factor determinante, que provocará un aumento de las listas de espera: el envejecimiento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población mayor de 60 años se duplicará entre 2015 y 2050, al pasar de 900 a 2.000 millones de habitantes.

El progreso científico hizo que se multiplicara por dos la esperanza de vida en el mundo desarrollado en un sólo siglo. Si en el año 1900, la esperanza de vida estaba en los 40 años, en el cambio de milenio se alcanzaron los 80 años. Este aumento espectacular de la supervivencia humana plantea retos formidables, como el de atender enfermedades neurodegenerativas o demencias relacionadas con una población cada vez más envejecida, a la par que se logran cronificar muchas patologías para prolongar la calidad de vida.

En nuestro país el problema se agrava porque la población mayor de 65 años representaba el 19,2% en 2020 y se proyecta que alcance el 25,2% en 2033 y más de un tercio en 2050. Con esta tendencia demográfica, la demanda de servicios sanitarios irá en aumento, en las próximas décadas, lo que generará una mayor presión sobre los sistemas sanitarios.

Además, este incremento de la atención a la salud se produce en un contexto de recursos limitados y de mayores expectativas de los pacientes, quienes desean servicios médicos cada vez más rápidos y eficientes.

Los países en desarrollo ya destinan el 10% de su PIB y se espera que el gasto siga en aumento conforme envejece la población. Todo ello configura un escenario desafiante para los próximos años, en un contexto laboral con carencias de mano de obra. Un reciente informe de Deloitte sobre las Perspectivas del Sector Sanitario Mundial 2024 apunta a una grave escasez de trabajadores, con un déficit de empleados que alcanzará los diez millones en 2030. Se espera que la demanda de personal sanitario aumente el 29% en la próxima década.

La única salida pasa por acelerar la digitalización de los hospitales y la introducción de la Inteligencia Artificial (IA) para facilitar la transformación hacia una medicina cada vez más personalizada, con tratamiento ah hoc para los pacientes y muy enfocada a la prevención y al diagnóstico precoz. Factores que ya han permitido reducir considerablemente la mortalidad en enfermedades hasta ahora incurables como el cáncer. A estas tecnologías se sumará una reconfiguración de las prestaciones, que va más allá de los servicios médicos y se extenderá a la atención social integral.

La pregunta que ronda en la mente de todos nosotros es ¿cómo afrontará esta situación la sanidad española con un presupuesto estancado, un sistema colapsado y la creciente falta de recursos humanos? En estas circunstancias, el futuro está aún por escribir, es un misterio.