Alza moderada de los salarios

El Banco Central Europeo dio por descontado que el ciclo de subidas de tipos había tocado techo en su última reunión celebrada en diciembre. Incluso abrió tímidamente la puerta a que en 2024 se pudiera recortar el precio del dinero al ver ya normalizada (en el entorno del 2%) la inflación a medio plazo. En caso de confirmarse, esta previsión permitiría al eurobanco arrancar las bajadas de tipos en 2024, lo que abarataría los costes de financiación a empresas y hogares. Una rebaja que impulsaría la actividad y que sería clave para que la renqueante economía de la eurozona se recuperara. En definitiva, un escenario muy optimista que solo un alza desmedida de los salarios que cronificara los altos precios podría impedir.

Así lo indicó la propia presidenta de la entidad, Christine Lagarde, al asegurar que el problema reside en la resistencia que aún presenta "la inflación doméstica", que se basa sobre todo en los sueldos. No es la primera vez que el BCE (y otros organismos como el Banco de España) advierten sobre el impacto negativo en el IPC de unas alzas salariales desmedidas. Por fortuna, dichos mensajes parecen haber ido calado. El ejemplo más claro lo encontramos en España, donde este mismo año los sueldos se han incrementado en torno al 3,4%, solo tres décimas por encima del último dato de inflación del INE. Además, de cara al presente ejercicio, los convenios ya firmados por todos los sectores, con la excepción de distribución e industria, presentan incrementos situados entre el 1,75% (energía) y el 3,25% (seguros y turismo). Unos porcentajes alineados con la previsión de IPC del Banco de España para este año (3,3%) y por debajo de las del Gobierno (3,6%) y el FMI (3,9%). Los incrementos moderados de sueldos de España son la mejor medicina para evitar los temidos efectos de segunda ronda que perpetúan los altos precios.