Opinión

Empleo a cuenta del contribuyente

  • La caída de la contratación, de los indefinidos y el alto peso del empleo público muestran el agotamiento de la reforma laboral
Empleada ante un ordenador. iStock

elEconomista.es

El mercado laboral terminó el pasado año con 20,8 millones de ocupados, tras sumar 539.740 afiliados. Asimismo, los 2.707.456 parados registrados fue la cifra más baja para un mes de diciembre desde 2007. Estos datos han servido al Ejecutivo para sacar pecho respecto a la resistencia que el trabajo ha mostrado en España en un periodo marcado por la "incertidumbre internacional". No obstante, un análisis más profundo de las cifras muestran que existen bastantes motivos que deberían llevar al Gobierno a reflexionar. El primero de ello es que el sector público sigue siendo el motor del mercado laboral. Así lo indica el hecho de que cuatro de cada diez empleos creados en 2023 correspondieran a la educación y la sanidad, dos sectores con una alta dependencia de las administraciones.

Ambas actividades han cogido el relevo de los funcionarios en un año en el que el largo ciclo electoral ha frenado las grandes ofertas de empleo de los gobiernos estatal y autonómico. Otro aspecto a tener en cuenta es que el impacto de la reforma laboral parece haber tocado techo. Tanto es así que el número total de contratos registrados durante el mes de diciembre fue casi un 18% menor al de noviembre y un 6,2% inferior al del mismo mes de 2022. Además, el número de trabajadores indefinidos cayó un 26,3% en términos mensuales y un 10,68% en tasa interanual. Todos estos datos dejan patente que el balance del mercado laboral en 2023 solo puede ser calificado de irregular, pese a los buenos datos de creación de empleo. Pero el Gobierno prefiere eludir la realidad y quedarse solo con las cifras positivas. Una posición arriesgada ante un ejercicio más difícil para el empleo debido a la ralentización de la economía.