Opinión

La crisis de los 40

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    Francisco Morán

    La crisis de los 40 años azota actualmente el parque inmobiliario español. Más de la mitad de las viviendas superan esa edad desde su construcción; presentando una deficiente calificación energética frente a la media de los hogares europeos. Añadido a ello, cuatro de cada cinco edificios en España son energéticamente ineficientes, suponiendo el 80% del parque total.

    Esto convierte al sector inmobiliario en la fuente del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, del 40% del consumo energético y la tercera fuente de emisiones de Co2 a nivel nacional, por detrás del transporte y la industria.

    En este contexto, desde el Parlamento Europeo se están potenciando iniciativas legislativas que apuntan a implementar normas mínimas de eficiencia energética para la vivienda, sugiriendo la obligatoriedad de mejoras en el 15% del parque construido que suspende en la materia (calificado con letra G).

    La pandemia nos ha ayudado a entender la importancia de tener un hogar eficiente y sostenible para el núcleo familiar, haciendo que las viviendas 'verdes' hayan experimentado un aumento de la demanda en un 30% durante los últimos años. Aun así, es importante entender que la sostenibilidad parte de la base de que reducir es mejor que reutilizar, que es mejor que reciclar. En esa escala, reformar una vivienda ya existente es más sostenible que adquirir una nueva.

    Cada vez son más las herramientas de las cuales disponemos para mejorar nuestra calidad de vida y contribuir a mejorar el parque inmobiliario del país, como los ecopréstamos por parte de diferentes bancos que, a diferencia de los créditos de consumo convencionales, ofrecen tipos de interés inferiores o plazos de amortización más convenientes.

    Adicionalmente a ello, el programa de ayuda a las actuaciones de mejora de la eficiencia energética en viviendas, uno de los cinco pilares sobre los que se articula el plan de rehabilitación integral residencial, está actualmente financiando hasta el 40% del precio de la reforma para la eficiencia energética en hogares. Su coste mínimo debe ser igual o superior a 1.000 euros por vivienda, teniendo un valor máximo de 3.000 euros.

    Se trata de una oportunidad única, ya que tanto propietarios como usufructuarios y arrendatarios podrán hacer más eficientes sus domicilios habituales, siempre y cuando las reformas logren reducir al menos el 7% de la demanda energética, rebajar el consumo de energía primaria no renovable un 30% o sustituir elementos constructivos de la fachada, como el cambio de ventanas, entre otros.

    Las reformas de viviendas no solo suponen un beneficio medioambiental; también tienen efectos positivos en la economía, ya que se estima que las reformas de casas pueden llegar a ahorrar a los hogares españoles hasta 1.140 euros de energía al año, lo que equivale a 95 euros al mes; un monto considerable para el bolsillo familiar.

    Además de generar una revalorización de la vivienda en un 30% de su valor inicial, esta mejora supone adicionalmente un impacto positivo en la salud de sus convivientes: se estima que los españoles pasan un 60% del tiempo en sus hogares y que las condiciones en las que esté el inmueble afectan directamente en su salud física, mental y emocional.

    Nos queda mucho camino por recorrer: España es una de las naciones menos eficientes a nivel europeo y necesitamos realizar más de 300 mil rehabilitaciones energéticas al año para cumplir con los objetivos de cero emisiones netas de cara a 2050.

    Empezar a plantearse aportar mayor valor a la calidad de vida del hogar propio y contribuir a mejorar el futuro de todos, los que existen y existirán, es el primer paso; explorar las opciones que entrega el mercado para ello el segundo y, por suerte, existe oferta. Si no es ahora, la crisis será mucho peor en 40 años más.