Urge afrontar el desafío de impulsar la formación STEM
Samira Brigüech
El número de jóvenes en carreras STEM (aquellas orientadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) ha disminuido significativamente, en comparación con los años e incluso con las décadas anteriores. Es cierto que el número de mujeres ha descendido drásticamente, pero no es una cuestión de sexo, o no exclusivamente. El problema es general y afecta a España y a Europa. No solo baja el número en el alumnado de este tipo de carreras, sino que, además, la tasa de abandono es mayor.
Lo llamativo y preocupante de esta tendencia es que no se corresponde con las necesidades del mercado ni de la sociedad, sino todo lo contrario. La demanda de este tipo de formación está aumentando, y lo va a hacer aún más en el futuro próximo. De las universidades no salen la cantidad de perfiles de este tipo que están demandando las empresas. De hecho, actualmente hay 900.000 empleos sin cubrir en puestos tecnológicos. Las estadísticas nos informan de que, en los próximos años, necesitaremos más de 300 mil profesionales de la Ingeniería. Según un estudio de McKinsey en torno al 40 o al 45% de los empleos en el año 2025 estarán, de alguna forma, relacionados con la digitalización. Hemos de tener en cuenta que todas las empresas son ya tecnológicas debido a la digitalización. En este panorama, es extraño que la juventud nativa y digital que vive pegada al móvil, no se oriente a carreras y empleos tecnológicos.
Está claro que se debe financiar, certificar y apoyar de forma activa el movimiento para aumentar la iniciativa y atraer talento en el ámbito STEM. Es un desafío que hay que abordar urgentemente. Pero ¿qué podemos hacer tanto desde las empresas privadas como desde el sector público para fomentar el deseo por este perfil de carreras? He tenido la oportunidad de analizar esta cuestión a fondo recientemente en un encuentro de la red de directivos Lideria junto a Idoia Mateo Murillo, CISO Europe y CISO Corporate Center en Banco Santander; José Bayón López, CEO de ENISA, la Empresa Nacional de Innovación dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que financia proyectos de emprendimiento e innovación; y Rocío López Valladolid, CIO de ING España & Portugal. Me permito compartir unas interesantes conclusiones y reflexiones de este encuentro, que considero muy acertadas, cuyo mérito hay que atribuir a estos expertos que he citado.
Un primer paso es mejorar la comunicación del ámbito STEM para acercarse más a la gente joven. Esto pasa por explicar y entender la tecnología de una forma más atractiva, incluso glamourosa, para las nuevas generaciones. En muchas ocasiones, las personas jóvenes descartan hacer carreras tecnológicas, a pesar de resultarles interesantes y estar cualificados para estudiarlas, porque consideran que llevan a una vida muy dura y no tienen claras las salidas profesionales. Sin embargo, las empresas están ofreciendo empleos tecnológicos en multitud de sectores, y son empleos de calidad, es un ámbito en el que no hay paro. Además, las posibilidades son inmensas al ser un campo totalmente transversal: un día puedes estar creando videojuegos y al día siguiente desarrollando una aplicación para hacer cirugía en tiempo real.
El reto es hacer mejor marketing de lo que supone la tecnología. Hay que transmitir a las nuevas generaciones la correlación de la tecnología con el mundo empresarial. Es necesario hacer un
esfuerzo para comunicar que bajo lo que ven quienes son jóvenes, bajo la "carcasa" de las empresas, hay tecnología para que funcionen todos los procesos. Es fundamental explicar qué permite hacer la tecnología, que está cambiando el mundo y la vida de las personas, afectando a la forma en la que nos relacionamos, trabajamos, compramos, etc.
Para impulsar este cambio lo ideal es empezar desde la infancia, desde el colegio, creando curiosidad y no comodidad en los niños y las niñas desde Infantil y Primaria, y fomentando la creatividad. Es obvio que la educación está en la base de todo y estamos fallando a la hora de enseñar lo que es trabajar en tecnología. En un momento en el que tenemos todo a nuestro alcance, muchas veces se sigue enseñando sin tener en cuenta esta evolución. Debemos estar a la altura del cambio para poder seguir la velocidad de transformación y no quedarnos atrás. Una vez creada la curiosidad en estas edades, es necesario que las universidades, los centros de Formación Profesional y demás espacios de formación avancen hacia una educación aplicada, que no quede al margen de lo que van a ser los empleos, sino que se acerque lo más posible al desempeño de esa capacitación en el mundo real. Las empresas, por otro lado, deben abrirse a otro tipo de formación y de grados, más allá de las titulaciones tradicionales, y es necesario impulsar masters, bootcams y otro tipo de programas de formación.
Además, debemos vencer los estereotipos sexistas y promover que haya un mayor reconocimiento social de las carreras STEM, lo que pasa por transmitir que merece la pena el esfuerzo, empezando por ofrecer buenos sueldos. A falta de modelos para la adolescencia y la juventud, estos mensajes deberíamos lanzarlos en los canales de los que ellas y ellos son usuarios, como, por ejemplo, los Reels de Instagram, videos muy cortos de consumo inmediato. Debemos adaptarnos a los nuevos formatos y formas de comunicarse de la juventud ya que, de lo contrario, estaremos fracasando. Ya no es válido intentar comunicar las bondades de las carreras STEM en una charla magistral en la universidad, es demasiado tarde y puede resultarles aburrido; hay que comunicarse con los y las adolescentes a través de las redes sociales, que forman parte de su día a día.
En conclusión, el impulso de la formación STEM es una gran labor que depende de toda la sociedad y que debemos atacar por todos los frentes. El objetivo es tener un modelo económico sólido, y para eso hace falta ciencia y hace falta tecnología. Madres y padres, familia, empresa y sociedad debemos actuar rápidamente, cada uno en nuestro ámbito, ya que cada vez los ciclos de cambio son más cortos. Es fundamental transmitir que la tecnología cambia el mundo. Estamos definiendo y construyendo cómo va a ser nuestra sociedad y nuestro futuro.