Opinión

Insuficiente ayuda en alimentación


    elEconomista.es

    La alimentación mantiene la escalada de precios en enero, tras cerrar el pasado año con un alza del IPC superior al 15%.

    De hecho, el coste en el campo se ha incrementado un 2,87% en los primeros quince días de 2023 respecto al cierre de 2022, según el Ministerio de Agricultura. La razón de este aumento no está en el aumento de los beneficios de la distribución, que sigue manteniendo márgenes estrechos por mucho que Podemos quiera señalarles como responsables de esta situación, sino en el desplome de la producción. En concreto, la sequía, el mayor coste de las materias primas y el aumento de la temperatura ha provocado una caída de casi el 25% de los alimentos procedentes del campo. Esta escasez es lo que impulsa el IPC de estos bienes, que ya se come con creces la rebaja del IVA. No en vano, desde Fedea calculan que el ahorro medio del recorte o la eliminación del tributo de algunos alimentos que entró en vigor el pasado 1 de enero sólo supone un ahorro de 32,4 euros de media por hogar. A pesar de su escaso alcance, el Gobierno sigue escudándose en su elevado coste para negarse a extender la bajada del IVA a la carne y al pescado. Un argumento que se cae por su propio peso ante la existencia de margen fiscal más que suficiente para llevar a cabo esta minoración, debido a la recaudación récord y al fin de buena parte de las ayudas a la energía y los combustibles. Salta a la vista que ampliar el listado de alimentos beneficiados con el recorte del impuesto, como reclaman el propio sector de la distribución y la oposición, incrementaría el impacto de una iniciativa que en su formulación actual resulta claramente insuficiente para paliar el encarecimiento de la cesta de la compra en los hogares.