Opinión

Medidas para lidiar con la crisis energética


    Andrés Schuschny

    Los precios del gas y la electricidad vienen alcanzando niveles récord en 2022, llegando a máximos históricos tras la invasión rusa de Ucrania. Debido al modelo marginalista del sector eléctrico, los altos precios del gas natural impactan significativamente, pues las centrales de ciclo combinado a gas natural determinan el precio de la electricidad debido a su contribución marginal – son las últimas plantas que entran en funcionamiento para respaldar la demanda horaria-. La situación puede exacerbarse ante nuevas interrupciones del suministro de gas ruso y los precios alcanzar niveles aún más altos.

    Este shock de oferta en el gas natural impacta considerablemente no sólo en los mercados energéticos de Europa, sino también en toda la economía, dando lugar a niveles de inflación que no hemos visto en años recientes. Las empresas de generación eléctrica más eficientes que no utilizan como fuente el gas natural, se benefician, de manera extraordinaria, de los altos precios de la electricidad imperantes. A su vez, el peso de la carga termina recayendo sobre los consumidores de electricidad, ya sean los hogares, que además venimos sufriendo la inflación sostenida, así como los sectores industriales y comercial que han debido ajustar sus costos o trasladarlos a sus precios.

    Se acerca el invierno y los países de Europa han venido tomando recaudo de la situación posibilitando que, con excepción de algunos países, las reservas de gas natural estén muy por encima del 80% -el 84.3% para toda la región y creciendo-. Sin embargo, durante este invierno se espera destinar gran parte de estas reservas en los diversos usos calóricos como la cocción, el calentamiento de agua y la calefacción.

    Es por eso que se hace necesario, por un lado, ponerle un cierto límite a la demanda de electricidad, particularmente a la generada mediante el uso de gas natural como fuente primaria, evitar que los precios sigan incrementándose significativamente y buscar la forma de compensar los beneficios extraordinarios que, en este contexto de crisis energética, vienen teniendo muchas empresas del sector.

    Tomando como referencia estos fundamentos, la Comisión Europea presentó el miércoles una propuesta que busca promover, hasta fines de marzo del 2023, una reducción del consumo eléctrico de los países del bloque regional en un 10% y que esa disminución alcance un 5% en las horas punta. Dado que la gran parte de la demanda en las horas punta se debe al consumo eléctrico hogareño, se intentaría promover una reducción del consumo mediante campañas mediáticas que promuevan el cambio de hábitos o a través de cambios en los esquemas tarifarios. En el caso de la industria española, ya se ha venido realizando una contribución significativa y, a la vez involuntaria, a las metas consideradas debido a los notables aumentos de los precios de la energía que se han venido registrando.

    Así mismo, se propone establecer un límite a los ingresos extraordinarios de las compañías eléctricas, fijando como umbral los 180 Euros por MWh para la generación renovable, nuclear y a carbón mineral (lignito) y, en paralelo, establecer un impuesto o "contribución solidaria", como se la denomina, del 33% sobre los beneficios extraordinarios de compañías explotadoras de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón y el sector de las refinerías) debido al incremento sustancial que han registrado sus ganancias fruto de los elevados precios. En el caso de España, gran parte de las medidas propuestas se encuentran en curso de ejecución debido a la aplicación de la "excepción ibérica" que ya puso un tope al valor del gas natural empleado para generar electricidad.

    Por otro lado, y con la finalidad de contribuir a mejorar la liquidez y reducir los riesgos de los contratos futuros ante la vertiginosa volatilidad, la Comisión Europea propuso el establecimiento de esquemas de garantías estatales para los operadores del mercado. En efecto, si tomamos como referencia el índice Dutch TTF Natural Gas que da cuenta de los precios futuros del gas natural y que entre junio y agosto osciló entre los 75 Euros por MWh y los 342 Euros por MWh, este tipo de medida contribuye a tranquilizar los vaivenes del mercado. Esta medida se propone justamente, ante lo inminente que resulta el invierno y las posibles implicancias que ello tendría sobre la variabilidad que podrían registrar los precios del gas natural.

    Los Ministros de Energía del bloque regional se volverán a reunir el 30 de septiembre en Bruselas para formalizar o no la propuesta realizada, la cual comienza a debatirse.

    El invierno que se acerca podría considerarse como la madre de todas las batallas del conflicto imperante entre Rusia y Europa; es por eso que se está proponiendo el paquete de medidas que la Comisión Europea acaba de anunciar.