Opinión

Energía: cambios por aclarar en la UE


    elEconomista.es

    No es necesario llegar al temido otoño para presenciar cómo la crisis energética se agrava en Europa. Antes incluso de que se cierre del gasoducto Nord Stream 1, por unas sospechosas "necesidades de mantenimiento", el precio de la electricidad superó los 660 euros por megawatio en Alemania y los 740 en Francia, mientras en España se espera que alcance hoy los 460 euros. Ante esta situación, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anuncia una "intervención de emergencia" del mercado energético europeo y, posteriormente, una reforma en profundidad en ese mismo ámbito.

    Ni Von der Leyen ni su equipo dieron detalles sobre los cambios que planean, más allá de la alusión a la necesidad de acabar con el "efecto contagio" de la cotización del gas en los precios de la electricidad. Puede así interpretarse que Bruselas abre ahora la puerta a reformar el sistema marginalista del pool energético, aquél que propicia que el precio de la tecnología más cara (generalmente el gas) se imponga a los modos de generación más baratos, como las renovables.

    Sin duda, sería un cambio beneficioso no sólo para Centroeuropa sino también para España, cuyas compras de gas ruso se han duplicado desde el inicio de la guerra. Es más, nuestro país abogaba por esta reforma, junto con Francia, a finales de 2021 y su propuesta fue rechazada por la propia Comisión alegando que "supondría una intervención de los mercados nacionales" y "pondría en riesgo el suministro".

    Ahora bien, aunque Bruselas haya cambiado de opinión el cambio no será fácil de acometer. Faltan por aclarar todos los aspectos clave, como el alcance de esa modificación, los plazos en los que se llevará a cabo y, lo más importante, qué países la respaldarán.