Opinión

Grave falta de liquidez en las pymes


    elEconomista.es

    Los datos más recientes de Cepyme revelan que la morosidad empresarial escaló hasta casi sumar 350.000 millones en el primer trimestre de este año.

    Esa cifra se alcanza después de que los impagos muestren un incremento del 42% con respecto al mismo plazo de tiempo en 2021. Es necesario retrotraerse doce años, para encontrar un avance tan rápido y cuantioso de esta variable.

    La comparativa con el periodo 2008-2013 no es ociosa, ya que sirve para poner de manifiesto que las empresas españolas están ya sufriendo unas dificultades semejantes a las asociadas a aquella crisis histórica. No en vano la evolución de la morosidad es el mejor termómetro para calibrar la solvencia de las empresas, en cuanto a su disponibilidad de liquidez para atender los compromisos de pago más urgentes.

    Y, desde este punto de vista la situación es grave, dado que el volumen de deuda comercial que arrastra retrasos de pago ha crecido casi cuatro puntos con respecto al último trimestre de 2021. La causa del ahogamiento de las empresas es clara.

    Ante la alta inflación, muchas de ellas optan por absorber el alza de precio recortando sus márgenes y esa situación está esquilmando su circulante y les impide pagar en tiempo y forma sus proveedores. Muy probablemente, con la única excepción del sector turístico, la situación es ahora todavía más crítica, cuando la inflación está ya cerca del 11%.

    Además, en las últimas semanas, las empresas suman a los problemas de liquidez, el progresivo endurecimiento de las condiciones de financiación y las perspectivas de un descenso del consumo a partir de otoño. El tejido empresarial español, sobre todo el conformado por las pymes, se resiente y eso acabará mermando la creación de empleo.