Opinión

Populismo injusto con la banca

    El nuevo impuesto perjudica a las energéticas y supone el golpe de gracia para la banca

    elEconomista.es

    El adjetivo injusto define a la perfección el conejo de la chistera que Pedro Sánchez sacó en el Debate sobre el Estado de la Nación en forma de impuestos a la banca y a las energéticas.

     Porque solo así se puede calificar que se castigue a unos sectores a los que, para empezar, se les pidió ayuda durante la pandemia. De hecho, mientras Yolanda Díaz consiguió que los bancos dejaran abiertas las oficinas durante los confinamientos, Teresa Ribera logró que las eléctricas no subieran los contratos no regulados a pymes y hogares. La recompensa a esos esfuerzos ha sido un impuestazo para el que no sirven argumentos como los beneficios caídos del cielo de las energéticas o el impacto positivo de la subida de tipos en las entidades financieras. Sirva como ejemplo Repsol, que verá como su margen se aleja de los gigantes del sector tras la tasa extraordinaria. Asimismo, es inconcebible castigar a la banca, después de que su negocio y su rentabilidad llevan sufriendo una década la política monetaria ultraexpansiva del BCE. Por si fuera poco, el posible impacto positivo de los tipos puede quedar diluido en un contexto de alta inflación y debilidad económica que impulsa la morosidad. Estas dudas ya provocan el mal desempeño de la banca en bolsa, a pesar de las mejoras de estimación de beneficio. Sin duda, el populismo del Gobierno supone el golpe de gracia a un sector cuya capitalización actual solo recoge la mitad del valor que figura en sus libros.

    Las entidades nacional pierden 7.000 millones de capitalización bursátil tras el nuevo impuesto del Gobierno

    De hecho, el impuesto ha hecho que el sector pierda 7.000 millones en solo cuatro sesiones y pone en serio riesgo su retribución a los accionistas. Estos datos dejan patente el elevado perjuicio que para la banca nacional supone la injusta tasa de Sánchez.