América Latina, ¿región de futuro para invertir?
- Los profundos cambios geopolíticos que se están viviendo pueden dar una nueva ventana de oportunidad para la captación de nuevas inversiones internacionales
elEconomista.es
Madrid,
El literato austriaco Stefan Zweig en 1941 "Brasil, país de futuro". Desde entonces, muchas veces se ha utilizado este lema con sorna entre los economistas refiriéndose a Brasil, como "el país de futuro… y que siempre lo será", haciendo alusión a un porvenir brillante que por condiciones naturales debería llegar pero nunca se alcanza.
Podría decirse lo mismo de la mayor parte de los países iberoamericanos, que combinan momentos en los que parecen encaminados hacia el progreso social y económico, como cuando sorprendió a los economistas encajando mejor que Europa o los EE.UU. la crisis financiera de 2008 provocada por la caída de Lehman Brothers, con periodos de estancamiento económico y convulsiones sociales como sucedió en el último lustro.
¿Estamos ante un nuevo periodo en el que América Latina volverá a crecer como a comienzos de siglo, para alegría para los inversores españoles, europeos e internacionales en general? El PIB de Latinoamérica aumentó en 2021 un 6,2% según datos de la Cepal, superando de largo el 3,7% previsto. Una cifra mayor que el 5,3% de la Unión Europea y la zona Euro o el 5,1% de España, cuyas previsiones fueron en sentido inverso, es decir, a la baja durante todo el año. Y ello a pesar del Plan NextGenerationUE lanzado por la Unión europea dotado de 800.000 millones de euros.
En un contexto internacional tan cambiante como el actual, Latinoamérica cuenta con algunas fortalezas para consolidar su economía y convertirse en una fuente de buenas noticias futuras, por lo menos en los siguientes trimestres, tanto para sus economías como para las empresas e inversores con intereses en la región. Hay datos que ya confirman esto en los resultados de las grandes empresas españolas presentes en la región.
Telefónica, una de las mayores compañías de telecomunicaciones de España y Latinoamérica, presentó a los inversores unos buenos resultados para su primer trimestre de 2022. Sus ingresos a nivel global aumentaron un 3,2%. Brasil con un 18,1% e Hispam , la filial que engloba sus negocios en el resto de América Latina, con un 10,9% impulsaron los resultados de la empresa.
No fue la única que brilló gracias a su presencia en el nuevo mundo. La aseguradora Mapfre, otro de los grandes valores de la bolsa de Madrid y con fuerte presencia en la región, logró un aumento global del 12% en sus primas, aunque el mayor crecimiento lo registró en Brasil con el 35% y resto de Latam con el 25%.
Banco Santander logró entre enero y marzo de 2022 una expansión del beneficio del 32% en México frente al mismo periodo del año anterior, un 28% en Chile y un 53% en Argentina. BBVA, por su parte, alcanzó en México un beneficio un 49% superior en el mismo periodo. Profundizar en las cuentas de resultado presentadas por otras muchas empresas españolas en los últimos meses certifica esta realidad.
¿Se trata de un momento puntual de la economía latinoamericana o el comienzo de un nuevo ciclo? En un mundo en cambio constante y con pocas certezas, líquido como lo denominaría el filósofo y ensayista Zygmunt Bauman, los análisis económicos se parecen cada vez más a las predicciones meteorológicas cuya certeza disminuye con rapidez a medida que se amplía el plazo de análisis. La velocidad de los cambios afecta incluso a la propia definición de futuro.
¿Es el futuro el mundo de dentro de 10 años, de 5, o tan solo un par de años? En economía, es difícil llegar a un acuerdo sobre la definición entre corto plazo y largo plazo, ya que se aplican diferentes periodos para aspectos como inversiones en bolsa, beneficios de una empresa o formación de capital humano, por ejemplo. Los planes estratégicos de las empresas suelen hacerse de 3 a 5 años, por lo que se podría considerar largo plazo, mientras que los resultados se presentan trimestralmente en las grandes cotizadas (corto plazo) y anuales en cualquiera compañía (medio plazo).
Tomando de referencia estos tiempos, América Latina cuenta en el corto y medio término con varios elementos para ser relativamente optimistas, ya que tres sectores tractores de sus economías presentan buenas expectativas.
Uno es el turismo. Con los destinos asiáticos cerrados al turismo, como China que en 2018 recibió más de 5 millones de norteamericanos y europeos, y el este de Europa en tensión, es probable que el número de viajeros que opten por vacacionar en América Latina continúe creciendo en los próximos trimestres o incluso años.
Algunos destinos como la República Dominicana registró récord de llegadas por vía aérea ya durante el primer cuatrimestre de 2022. México logró unos ingresos de 2675 millones de dólares, su máximo histórico para este mes. Y recientemente el presidente Joe Biden suavizó las restricciones de viajes a Cuba, abriendo la puerta a viajes en grupo desde EE.UU. A medio y largo plazo, la situación política internacional parece que continuará favoreciendo a los destinos de Caribe y Sudamérica, donde España cuenta con un importante stock de inversión a través de compañías como Meliá, Barceló, Riu, Iberostar, entre otras muchas.
Otro elemento que apoyará a las economías regionales, y en especial a las familias más necesitadas manteniendo el consumo interno será la llegada de más remesas al subcontinente. Crecieron en 2021 un 25% respecto al año anterior alcanzado los 131.000 millones de dólares según datos del Banco Mundial, y para 2022 el mismo organismo estima que aumente un adicional 9,1%, superando los 140.000 millones. Una cifra nunca antes alcanzada, aunque el flujo podría disminuir si los EEUU entran en crisis tras las subidas de tipo previstas. Por el momento, este creciente flujo mantiene el consumo estable y la economía latinoamericano a buen nivel, beneficiando a empresas españolas en sectores como la banca, los seguros, el textil u otros.
Por su parte, los precios de las materias primas mineras y energéticas, también están apoyando el equilibrio o superávit de la balanza comercial de países productores y exportadores de las mismas como México, Colombia, Brasil, Perú, Chile. Aunque las cotizaciones de los metales han descendido desde sus máximos tras el inicio de la guerra en Ucrania por temor a un menor crecimiento económico mundial, siguen en niveles más altos.
Este descenso de precios no se ha visto aun en las commodities energéticas ni en las agrícolas, donde los países del Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina) están logrando ingresos extras debido a los altos precios de los cereales. También el aceite de palma está en precios máximos de los últimos veinte años, lo que beneficia a Colombia, que es el cuarto exportador mundial de esta materia primera, y a otros productores como Guatemala, Brasil y Honduras.
Turismo, remesas y commodities inyectarán dólares en los gobiernos, empresas y familias latinoamericanas en 2022
El turismo representa un 8% del PIB regional y el 7% de los empleos de la región. Y la exportación de materias primas energéticas, mineras y agrícolas es la principal fuente de ingresos por exportación de todos los países de la región, con la excepción de México y Costa Rica. Esto lleva a pensar que el flujo de dólares se mantendrá razonablemente sólido en los próximos trimestres. El esperado incremento en las remesas en 2022 también ayudará en la llegada de divisas, en especial a los países de Centroamérica donde suponen el 10% del PIB, pero también a otras economías más grandes como México, Colombia, Perú o Ecuador, donde su peso ronda el 3% del PIB.
En los próximos trimestres, el mayor reto que afronta de la región será controlar la inflación, especialmente de los productos y servicios básicos que evite un aumento de la pobreza, y la devaluación de sus monedas frente al dólar que puede afectar a la deuda externa y agravar la inflación.
Con gran experiencia histórica en el control de precios, la mayor parte de los bancos centrales de la región se adelantaron a la FED o el BCE Europeo en la subida de tipos en 2021. Lo que por ahora ha permitido una cierta estabilidad de las monedas regionales frente al dólar, e incluso una apreciación frente a la debilitada divisa común europea, haciendo brillar con más fuerza, después de años no tan buenos, los beneficios que las empresas españolas presentes en la región.
A medio y largo plazo, la región continúa afrontando los mismos grandes retos que durante el siglo pasado como son la reducción pobreza, el aumento de la brecha social o la productividad ligada a la formación de la mano de obra o las infraestructuras. A éstas se otros nuevos demandas del siglo XXI como son la sostenibilidad y la transformación digital.
Tampoco hay que olvidar la siempre pendiente integración de la región en las cadenas de valor de la nueva globalización o regionalización, y el desarrollo de mayores relaciones comercial intrarregionales. Un informe de CAF banco de Desarrollo de América Latina destaca la importancia de este último punto. Esto permitiría a América Latina crecer en aquellos momentos en los que los factores externos como precios de la commodities, el turismo externo o las remesas no sean tan favorables.
Como ya ocurrió en otros momentos de la historia, se abre una nueva ventana de oportunidad para la región. Los nuevos vientos de la geopolítica, que parece que podrían traer una relación menos áspera entre Cuba y Venezuela con los EE. UU. y un mayor interés del gigante norteamericano por ligar su economía y destino a sus vecinos del sur, son una ventaja adicional a los datos coyunturales positivos que vive la región actualmente para impulsar el siempre esperado, pero nunca plenamente alcanzado, desarrollo económico y social de la región.
El complicado momento que vive la economía y la política en otras regiones del planeta está dando brillo y destaque a las economías latinoamericanas. "Hoy América Latina y Caribe se ven como un lago de paz y estabilidad. Los gobiernos se deben enfocar en aprovechar esta oportunidad. Hay que aprovechar el 'nearshoring' afirmó Mauricio Claver Carone, presidente del BID, con motivo de evento New Economy Forum Gateway, organizado por Bloomberg el pasado mes de mayo en Panamá.
Son, sin embargo, transformaciones de gran calado que requieren de políticas de estado sostenidas en el tiempo por los gobiernos de la región y un nuevo contrato social que consolide la democracia y el Estado de derecho sin el cual se antoja difícil un progreso económico.
No por casualidad la inseguridad jurídica y la inestabilidad política son dos de los mayores problemas para invertir en la región según las empresas participantes en el XIV Informe de Inversión Española en América Latina que elaboramos en IE University.
Se le atribuye a Gandhi la frase "el futuro depende de lo que hagas hoy". Los líderes políticos y empresariales latinoamericanos deberían tener en cuenta estas palabras, sobre todo en estos tiempos en los que el caos global hace que la región cuente con una ventaja competitiva adicional durante algún tiempo.
¿Tendrá esta vez razón Stefan Zweig?
Elaborado por Igor Galo, Director Técnico del Informe de Inversión Española en Iberoamérica