Opinion legal

Los nuevos impuestos de las 'verdaderas izquierdas'

    Foto: Archivo

    Francisco de la Torre Díaz

    Tras una etapa de liderazgo independentista catalán en el concurso de cree su propio impuesto, ahora las verdaderas izquierdas, llegan pisando fuerte y proponiendo nuevos impuestos. En esa competición, el PSOE empezó el año proponiendo que las pensiones las pagasen los bancos y los especuladores, a través del impuesto sobre las transacciones financieras o Tasa Tobin. Posteriormente, lo que algunos consideramos como simples ocurrencias, se convirtió, en el caso del impuesto a la Banca, en una proposición de Ley formal, que ha presentado Unidos Podemos.

    Para cualquiera que entienda algo de impuestos, resulta bastante evidente que gravar un recurso tan móvil como todas las transacciones financieras no genera recaudación sino simplemente fuga de capitales y desmantelamiento de los mercados financieros, al menos en condiciones normales. Esto no es una opinión, es simplemente lo que pasó en Suecia. Por esa razón, una tasa sobre las transacciones financieras sólo es viable si todos los Estados donde existen mercados financieros importantes se ponen de acuerdo. Por esa razón hay un proyecto europeo de cooperación reforzada en que busca implantarlo. Hacerlo en un solo país es simplemente suicida.

    Otra cuestión es establecer una tasa sobre las operaciones en bolsa. Esto se puede hacer, pero no aporta una gran recaudación. Un impuesto así existe en el Reino Unido y antes del Brexit conseguía una recaudación de unos 3.000 millones de libras. Dado el tamaño del mercado español, con un volumen que no supera un 25 por ciento del London Stock Exchange, no podremos conseguir más allá de 750 u 800 millones de euros, sin un riesgo grave de perjudicar a nuestros mercados financieros. Eso sí, establecer un impuesto nunca es gratis. Estos 800 millones los pagarán, de una forma u otra todos los que compren o vendan acciones. Además, esto disminuirá la liquidez de los mercados de capitales y dificultará a las empresas financiarse en ellos.

    En cualquier caso, sería de agradecer un mínimo de seriedad en las cuentas. El gasto en pensiones supera los 130.000 millones y el déficit de la Seguridad Social ascenderá en 2018, previsiblemente, a unos 15.000. Pretender financiar, aunque sólo sea el desfase, poniendo un impuesto a los especuladores no es fiscalidad sino ciencia ficción socialista, o si lo prefieren, simple demagogia. Se puede establecer el impuesto, pero no es serio mezclar ese debate con las pensiones.

    Respecto del otro impuesto, el de la Banca, también se podría decir que las cuentas tampoco dan precisamente para recaudar decenas de miles de millones. En realidad, no estamos ante un nuevo impuesto, sino simplemente en subir el tipo del impuesto de sociedades a los bancos. En esa competición, el PSOE empezó proponiendo una subida de ocho puntos en el Impuesto de Sociedades sólo a los bancos. En unos días, los morados de Podemos superaban la apuesta y registraban una Proposición de Ley en la que subían el impuesto para los bancos diez puntos, hasta el 40 por ciento. Eso sí, Podemos tenía la cortesía de limitarse a proponer subir el impuesto, no lo mezclaba con ningún concepto de gasto, y pretendía una recaudación muy ambiciosa, pero dentro del ámbito de lo posible, que comenzaba con unos 1.000 millones al año. ¿Por qué? ¿Es la actividad financiera algo desaconsejable y negativa para la sociedad, de tal forma que deba pagar más impuestos que el resto de actividades económicas? Con independencia de lo que opinen el PSOE, Podemos, o el lector, el hecho es que la actividad financiera es imprescindible en una economía. De hecho, salimos de una grave crisis económica en la que muchas empresas viables tuvieron que cerrar porque los bancos y cajas no tenían capacidad para dar créditos. Estamos mejor que hace unos años, pero tener bancos con problemas de solvencia es simplemente una pesadilla. Pensemos simplemente que la desastrosa y politizada gestión, sólo de Bankia, fue el detonante que llevó a España al rescate financiero, o en palabras de Rajoy, "préstamo en condiciones favorables". Eso sí, el famoso préstamo o rescate condicionó la política económica española durante varios años.

    Ahora mismo todo el sector bancario ha disminuido su rentabilidad. La razón estriba en los bajos tipos de interés que disminuyen el interés que la Banca cobra por los créditos. Sin embargo, el tipo de interés que la Banca paga por los depósitos no puede bajar de cero, porque sino el cliente saca el dinero del banco y lo mantiene en efectivo. Por esa razón, el margen bancario ha disminuido de forma importante. En esas condiciones, cuando la Banca no se ha recuperado aún de las pérdidas incurridas en la crisis, y es menos rentable, no es el momento de incrementar un 33 por ciento su carga fiscal por el Impuesto de Sociedades. Esto no es sólo teoría: el Banco Popular se adjudicó por -2.000 millones de euros al Santander y no había otra oferta. O pensemos en la última privatización del 7 por ciento de Bankia que se hizo a menos precio que el anterior paquete, y a un precio inferior al valor teórico contable. Seguramente ambas cuestiones se podían haber abordado mejor, pero indican cuál es la situación del sector.

    Por supuesto la Banca incrementará las comisiones para intentar resarcirse del pago del impuesto: esto significará que el impuesto lo acabaremos pagando los usuarios de los servicios bancarios, es decir, todos los ciudadanos. Además, establecer una diferencia de 15 puntos en el Impuesto de Sociedades que pagan los bancos, respecto del resto de sociedades, crea distorsiones y desviaciones de beneficios. Además, una subida de esta magnitud favorece la inversión crediticia en el exterior, donde se pagaría un impuesto menor, respecto a realizarla en España. En general, no cabe esperar otra cosa que menos crédito y más caro. Las dos nuevas ocurrencias fiscales de las verdaderas izquierdas no darían una gran recaudación, pero sí tendrían efectos económicos adversos. Los impuestos que mejor quedan en un discurso no son casi nunca una forma sensata de pagar las pensiones o, en general, de sostener el Estado del Bienestar.

    Por Francisco de la Torre Díaz. Diputado de Ciudadanos. Presidente de la comisión de presupuestos. Inspector de Hacienda