Opinión
El horror británico
Joaquín Leguina
No es preciso ser un fino analista para llegar a la conclusión de que la élite política británica está hoy bajo mínimos. Un deterioro mental que ha metido al Reino Unido en una trampa para conejos (el brexit) de la cual no saldrá sin dejarse al menos una pata. En cualquier caso, cuando la élite británica se seleccionaba exclusivamente entre la nobleza, también estaba llena de débiles mentales. Eso sí, muy bien vestidos y estirados.
El Brexit fue posible a través de un referéndum convocado por un irresponsable político llamado Cameron que aprovecharon todos los mentirosos anti-europeos para prometer el paraíso si el Reino Unido salía de la UE, lo cual –ya se ha visto- fue un gran engaño.
Entre lo más granado de esta élite estaba ya un tal Boris Johnson (que en realidad se llama Alexander Boris Pfeffel Johnson, nacido en Nueva York y con sangre turca en las venas). Un periodista que, como corresponsal en Bruselas de The Daily Telegraph, era conocido por sus mentiras y su descarada demagogia. Ya uno de sus muchos romances, su amante, la periodista Petronella Wyat, le definió muy bien: "Boris tiene más remolinos que un jacuzzi".
Según Petronella, en Boris hay un lado oscuro y bipolar bajo esa fachada de bromista con la que hizo historia, encaramado al éxito durante los Juegos Olímpicos de Londres, ciudad de la que él era entonces alcalde. Aunque el rasgo que mejor le define –siempre según Petronella- es "la tendencia irresistible a la poligamia", convencido como está de que "ningún hombre debería estar confinado a una sola mujer".
Johnson aprovecha las esperanzas depositadas en Symonds de un Brexit duro
Quizá por eso se dejó llevar por la estela de Carrie Symonds cuando aún era secretario de Exteriores y eligió el Día de San Valentín para posar con ella a las puertas del restaurante Rules en Covent Garden. Los chismorreos de su última infidelidad con una mujer 24 años más joven llegaron a oídos de Theresa May, que no ocultó su enfado.
Hace unos días, Carrie Symonds, que le ha cambiado el look, le gritó: "¡Fuera de mi casa!" (Boris se instaló hace meses en su piso de soltero). "¡No toques mi jodido ordenador!", replicó el ilustre candidato.
Una acalorada discusión en plena noche –"gritos, golpes y platos rotos", según los vecinos- que ha servido para poner en el candelero la personalidad explosiva del aspirante a Primer Ministro de Su Majestad.
Poco después se los vio a los dos en amor y compañía en un parque londinense. Pero es en Symonds donde están depositadas también las esperanzas de un giro hacia posiciones moderadas del brexitero duro que ha vuelto a despertar los recelos en Europa desde que dijo: "Nos vamos de la UE el 31 de octubre, con acuerdo o sin él".
En cualquier caso, este tarugo no se la merece, pues ella es la hija de Matthew Symonds, uno de los fundadores de The Independent, y de Josephine Mcaffee, abogada del periódico. Estudió en el Godolphin and Latymer School, un colegio que cuesta 20.000 libras al año. Una chica valiosa que para su desgracia ha caído en las redes de este desaprensivo rubio que, además, por dentro y por fuera, se parece a Donald Trump. ¡Vaya pareja!