Opinión

Hipotecas atractivas sin crear riesgo


    elEconomista.es

    La nueva ley hipotecaria, que entró en vigor hace menos de una semana, ha introducido una importante flexibilidad en las condiciones de vinculación que los bancos pueden asociar a este tipo de préstamos. Nada impide que sigan ofreciendo bonificaciones a los clientes a cambio de domicilar su nómina o adquirir seguros de vida o de hogar.

    Ahora bien, la nueva norma establece que el prestatario cuenta con libertad para, en años posteriores a la firma de la hipoteca, contratar esos mismos servicios con firmas diferentes a aquélla que le concedió el crédito, sin perder por ello las bonificaciones correspondientes. Los grandes bancos están teniendo rapidez de reflejos para adaptarse a este escenario. Así, algunos de ellos ofrecen al cliente la posibilidad de mejorar anualmente las condiciones de los servicios que aceptó. Otros llegan incluso más lejos, y eliminan ya toda obligación de contratar productos o domiciliar nóminas y recibos. Puede hablarse así de una nueva guerra hipotecaria, aunque desarrollada en términos muy diferentes a los que fueron característicos en los años anteriores a la crisis económica. Se trata de hacer estos créditos comercialmente competitivos sin afectar a las exigencias financieras que garantizan su seguridad.

    La nueva ley flexibiliza las condiciones de vinculación de estos préstamos y los bancos se adaptan ya a ese escenario

    Es deseable que la guerra hipotecaria siga discurriendo por estos cauces, sin implicar los requisitos de solvencia para contratar los préstamos o a las cantidades máximas, en proporción al valor de tasación de los inmuebles, que se pueden conceder. Dentro de estos límites, no sólo se garantiza la buena salud del sistema financiero; además, es una contribución valiosa a que el crecimiento que disfruta el sector inmobiliario continúe siendo ordenado y ajeno a burbujas.