Opinión
Europa, Europa
Mariano Guindal
En las cuatro horas que duraron los dos debates de la campaña electoral para los comicios generales, ninguno de los principales dirigentes españoles pronunció la palabra Europa. A ninguno le importaba la UE, a pesar de que es allí donde se juega nuestro futuro: "España es el problema, Europa la solución". Y lo mismo ha sucedido en la campaña europea, que se ha convertido en una prolongación de las generales. Como en la película de Lars von Trier, Europa (1991), todo puede quedar en un mal sueño.
A Sánchez lo que le importa es consolidar su posición de primera fuerza política. Lo mismo sucede con Casado, cuyo objetivo es evitar la debacle. Por el contrario, Rivera pretende utilizar estos comicios para demostrar que ha dado el sorpasso a los populares y que se ha convertido en el partido más votado de la oposición.
En una posición similar están Unidas Podemos y Vox, que aspiran a hacerse un hueco a costa de echar arena en el mecanismo de la UE. Ni a Iglesias ni a Abascal les sirve la actual Europa. Por no hablar de los independentistas catalanes, que han presentado a sus máximos dirigentes, como Junqueras o Puigdemont, para lograr un salvoconducto y burlar a la Justicia española, como en su día hizo José María Ruiz Mateos.
Lo lamentable de esta situación es que una parte importante de los votantes no tiene el menor escrúpulo para votar a unos dirigentes que no tienen intención de defender sus intereses. Los electores se comportan como si fueran niños pequeños y las elecciones, una especie de juguete. Parece que se nos ha olvidado que la integración de España en Europa ha sido el sueño acariciado por varias generaciones que la contemplaban como una oportunidad para modernizarnos. Nadie parece acordarse de que, gracias a la UE, España progresó más en los últimos 40 años que en cualquier otro periodo. Ni de que el proyecto europeo se creó para consolidar la paz en el continente.
Todo esto puede ponerse en peligro. No por culpa de unos malos políticos, sino por la desidia de unos ciudadanos, especialmente los jóvenes, que parece que esto de Europa no va con ellos. Lo mismo sucedió en Reino Unido cuando se celebró el referéndum del Brexit. Ahora se lamentan y se lamen las heridas, como se ha encargado de recordar Garicano.