Opinión
Nociva parálisis en infraestructuras
elEconomista.es
Uno de los efectos inmediatos que tiene el fracaso del proyecto de Presupuestos para 2019, y la continuación de la prórroga de las Cuentas de 2018, es la imposibilidad de poner en marcha nuevas inversiones.
Esa realidad tiene un impacto especialmente severo en el ámbito de las infraestructuras, en concreto, para las carreteras y el transporte ferroviario. Dicho de otro modo, el incremento del 26 por ciento (2.097 millones más en términos absolutos) que el Gobierno destinaba al apartado de conservación y construcción de nuevos activos de esta clase queda en la cuneta. Pero los perjuicios para el ámbito de las infraestructuras van más allá de los Presupuestos, y tienen también su origen en la completa incertidumbre que existe acerca de la continuidad del actual Ejecutivo. En estas circunstancias, resulta imposible proseguir el desarrollo del plan público-privado de carreteras, pese a que ya cuenta con dos proyectos iniciados en Murcia.
La falta de nuevos Presupuestos paraliza las nuevas inversiones mientras los planes ya en vigor quedan en el aire
Tampoco existen certezas suficientes para desplegar la iniciativa de agrupar en una sociedad pública las autopistas quebradas, con objeto de volver a explotarlas y compensar en parte la compensación que, en los próximos meses, se reconocerá a los fondos propietarios de esas vías. Igualmente es imposible dar pasos en la unificación de las tarifas de las autopistas de peaje que Fomento planeaba. En suma, resulta ya cierto el riesgo de acumular otro año de casi completa parálisis en trenes y carreteras, como lo fue 2018, debido al cambio de Gobierno y a los problemas que planteó la Ley de Contratos del Sector Público.
Antes de repetir esa situación, urge vencer la división que presentan el PSOE y el Gobierno sobre la conveniencia de convocar elecciones, y anunciar ya unos nuevos comicios.