Opinión

Lento avance del AVE extremeño


    elEconomista.es

    Fomento prevé lanzar este año ocho licitaciones, por un importe de casi 500 millones, con objeto de reactivar el AVE a Extremadura. El primero de los contratos ya ha recibido ofertas y solo espera la ratificación de Adif para quedar definitivamente cerrado.

    De este modo, el Gobierno da una respuesta a la precaria situación en la que se encuentra el desarrollo de la alta velocidad en esa comunidad autónoma. Mientras esta infraestructura ha compensado ya el retraso que su despliegue mostraba en otros territorios, una vez superada la crisis económica, lo cierto es que el AVE extremeño ha continuado siendo el gran abandonado. Incluso trabajos de escasa complejidad tecnológica y bajo coste, como el acondicionamiento de puentes ya existentes, han estado pendientes desde 2014 hasta muy recientemente.

    En este contexto, puede imaginarse la magnitud del trabajo que queda por hacer en una línea de amplia extensión, cuyas labores se tienen que llevar a cabo en tres grandes frentes: los tramos Madrid-Oropesa, Oropesa-Plasencia y Plasencia-Badajoz.

    Sería ingenuo pensar que la equiparación de esta infraestructura a los estándares de las ya operativas en otros territorios españoles será cosa de poco tiempo, gracias a las próximas licitaciones. Al contrario, los extremeños seguirán siendo muy dependientes del ferrocarril convencional en las precarias condiciones que ya muestra en esa zona.

    Todo apunta a que continuarán dominando la ausencia de electrificación en gran parte del trazado, la antigüedad de la estructura de las vías o la imposibilidad de superar los 100 kilómetros por hora. Bajo estas condiciones, la alta velocidad tendrá que hacerse esperar todavía mucho más.