Opinión

Peores perspectivas para el déficit


    elEconomista.es

    La imposibilidad de aprobar los Presupuestos hace inviables varias subidas fiscales que el Gobierno pretendía incluir en las Cuentas como el alza del IRPF para las rentas altas o la elevación del tipo mínimo en Sociedades. Ante esta situación, el Ejecutivo busca otros caminos para elevar los ingresos fiscales por vías distintas a la presupuestaria, mediante la creación de nuevos impuestos.

    Con ese afán, el Consejo de Ministros ya aprobó los anteproyectos de ley del gravamen sobre las tecnológicas (la tasa Google) y el nuevo tributo sobre las transacciones financieras. Pero tampoco este recurso permite hacerse ilusiones. El calendario para tramitar estas propuestas en el Congreso es, por sí mismo, muy apurado, ya que los anteproyectos no llegarán antes de diciembre y enero es mes inhábil en el Parlamento. A todo ello se suma la posibilidad de una convocatoria electoral a finales de febrero, lo que paralizaría durante más tiempo la actividad de las Cámaras.

    Ante este panorama, sólo queda una vía para elevar los impuestos como sería un decreto que elevara la tributación del diésel. Pero la impopularidad de esta medida tampoco permite augurarle una convalidación sencilla en el Congreso. Como resultado, puede afirmarse que el Gobierno carece de una vía para garantizar un alza de los ingresos fiscales que compense el aumento del gasto público de 5.000 millones que el Ejcutivo planea.

    Por tanto, la preocupación que Bruselas expresó la semana pasada, sobre las perspectivas fiscales que España presenta, está más que justificada. Aunque nuestro país no plantee ningún desafío comparable al de Italia, en ausencia de Presupuestos, España corre el riesgo de una significativa desviación de los objetivos de déficit si no se baja el gasto.