Opinión

Suicidio colectivo en la SGAE


    Javier Romera

    El actual presidente de la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, va camino de replicar a Teddy Bautista, que en plena investigación por desvío de fondos en la entidad se aferró al sillón y tan solo lo dejó tras su detención por la Guardia Civil en 2011. Sastrón, al que la Audiencia Nacional ha implicado ya en la red de corrupción que gira en torno a La Rueda, la trama que emitía música de madrugada en televisión cobrando derechos de forma fraudulenta, está más solo que nunca, pero como Teddy Bautista, se niega a marcharse.

    El pasado 7 de mayo el actual presidente salvó gracias tan solo a su voto en la junta directiva -hubo un empate inicial a 19- la aprobación de los estatutos que le permitían optar a un tercer mandato y ser reelegido en las próximas elecciones. Pero es que si su posición estaba ya entonces cuestionada, mucho más a partir del 21 de junio. Este día los socios votaron en la asamblea de forma absolutamente mayoritaria en contra de las cuentas del último ejercicio, de su gestión al frente de la entidad, y sobre todo, de la polémica reforma de los estatutos. Esta última medida fue rechazada por un 66,6% de los autores, pero para Fernández Sastrón parece que no es suficiente.

    La oposición a Sastrón está intentando ahora movilizar los votos necesarios para forzar una moción de censura, que sería la segunda en menos de un año. En septiembre superó ya una con apoyo de 20 miembros, frente a los 18 que votaron por apartarle del cargo. La junta está compuesto por un total de 39 miembros y para sacar adelante la convocatoria de una nueva moción es necesario que los miembros de éste órgano cuenten, al menos, con veinte votos. Y el problema es que, aunque siguen peleando por ellos, parece que aún les faltan dos. Ante la negativa de Sastrón, al menos por el momento, a presentar su dimisión, la SGAE se enfrenta así al precipicio, a un suicido colectivo sin precedentes. A finales del año pasado, Hollywood y el cine británico rompieron de forma unilateral con la entidad a raíz de los últimos escándalos de corrupción. Sastrón se quedó así de golpe sin grandes productoras y distribuidoras de cine como Walt Disney, Sony Pictures, Paramount, 20th Century Fox, Universal Studios y Warner Bros, pero pareció no importarle. Hartas ya de su gestión, han sido ahora los grandes sellos editoriales los que le han dado la espalda.

    Warner, Sony, Universal, Peermusic y BMG han retirado un un catálogo que representa alrededor del 60% de los derechos de radiodifusión en España. Como antes pasó con el cine, la SGAE ha perdido ahora a estrellas como los Rolling Stones, Bruce Springsteen, Lady Gaga o Enrique Iglesias . Sastrón vuelve a mirar para otro lado y sigue negándose a dimitir. Pero la junta tiene que reaccionar. Y lo tiene que hacer rápido. O será ya demasiado tarde.