Opinión

Los salarios elevados, bajo presión

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    elEconomista.es

    La semana pasada el presidente Pedro Sánchez revitalizó la ya antigua propuesta de suprimir el límite más alto para la cotización a la Seguridad Social. El destope de bases máximas afectaría al cerca del millón de españoles que cuentan con los salarios más elevados.

    A primera vista, podría parecer inevitable que, ante la crítica situación de la Seguridad Social, se demandara a este segmento de la población el esfuerzo adicional que supondría el mencionado destope.

    Ahora bien, sería plenamente injusto considerar que no han contribuido hasta ahora a intentar paliar la situación. Muy al contrario, la base máxima no ha dejado de incrementarse ningún año desde 2013; de hecho, el presente ejercicio es el único de los recientes en que se ha congelado en su nivel actual de 3.751,2 euros.

    Todas estas alzas se han llevado a cabo sin que haya habido contrapartida equivalente en la pensión que estas personas tienen derecho a recibir. Así, las bases máximas han crecido siete veces más que la cuantía de esas prestaciones y la tasa de reposición (el porcentaje que supone la pensión cobrada de un trabajador sobre lo que cotizó) cayó 10 puntos, hasta el 80%.

    Llegados a un nivel así, someter a una presión más fuerte a los salarios altos puede tener graves efectos colaterales que en nada beneficiarán a la Seguridad Social. Así, se reducirán fuertemente los incentivos para acceder a los puestos directivos en los que se percibe este tipo de sueldos.

    En paralelo, crecerán los ya muy elevados costes laborales que afrontan sus empresas. Pero no menos importante es la erosión que sufriría el principio de contributividad (que vincula la cuantía de la pensión a lo que cada ciudadano realmente aportó) en el que se basa la Seguridad Social.