Opinión

La subida de impuestos que viene

    Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, el pasado 15 de mayo en la Moncloa. Imagen: EFE

    Amador G. Ayora

    El Palacio de la Moncloa fue testigo esta semana del clima político. Mientras que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez aparecían sonrientes y dándose un fuerte apretón de manos, el retrato con Albert Rivera fue todo menos entusiasta. La cita con Ciudadanos terminó con reproches por no prorrogar el 155 y las exigencias de cambiar las leyes para que Carles Puigdemont no pueda volver a presentarse.

    Rajoy y Rivera están entrenados para tirarse los trastos a la cabeza. El meteórico ascenso de Ciudadanoss en los sondeos pone de los nervios a los políticos, tanto en Génova como en Ferraz. La estrategia de Rajoy es intentar por enésima vez un acercamiento al PSOE. Sánchez empieza a admitir, por fin, que no tiene margen para adelantar por la izquierda en votos al PP.

    Pese a que fue imposible un compromiso sobre los Presupuestos, ambas formaciones han logrado avances en un asunto sustancial: las pensiones.

    -"Vamos a anunciar un acuerdo en el Pacto de Toledo de aquí a final de año", proclaman ufanos en el Gobierno.

    Rajoy aceptó sin pestañear la propuesta del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, de subir las pensiones el 1,6 por ciento durante los dos próximos años. Pero la iniciativa no logró detener a los jubilados, que toman todas las semanas la calle y tildan el pacto de incompleto y chapucero.

    -"Lo sensato sería contener el gasto -argumenta un alto cargo oficial-, pero si no es lo que quieren los electores, habrá que hacerles caso". Casi la mitad de los votantes del PP son pensionistas.

    Sánchez también ha modificado su discurso. De pedir que se revaloricen como la inflación, pasó a defender una fórmula mixta, que tenga en cuenta también la tasa de crecimiento, como se hace con los salarios. Casualmente es la idea que comienza a vender el PP, después de aplazar seis años la entrada en vigor del factor de sostenibilidad, que propiciaba una rebaja en las prestaciones.

    Al ministró de Hacienda, Cristóbal Montoro, le tocará bailar con la más fea, como siempre. Está a la expectativa del resultado de las negociaciones para concretar con los socialistas los impuestos que habrá que subir para financiarlas, según confirmó en el Ágora de elEconomista celebrado esta semana en Madrid.

    ¿Y qué impuestos subirán, además de la tasa Google, que Montoro está empeñado en implantar en este mismo año? Si echamos un vistazo al programa del PSOE, en el partido del puño y la rosa consideran que las grandes empresas abonan solo un 9 por ciento de media en Sociedades. Muy por debajo del 25 por ciento de las pymes, o que a partir de 300.000 euros brutos anuales hay que pagar mucho más IRPF. Por supuesto, dan por descontada la vuelta del Impuesto del Patrimonio, así como el endurecimiento de sucesiones y donaciones para armonizarlo en todas las comunidades autónomas.

    Las autonomías socialistas llevan tiempo quejándose de que Madrid es un paraíso fiscal y debe aplicar los mismos tributos que el resto, para que no haya fugas de empresas o grandes patrimonios.

    Sánchez se reconciliaría de esta forma con sus barones ante las próximas elecciones autonómicas. Montoro convocará este mes el Consejo de Política Fiscal, para empezar a hablar de la reforma de la financiación autonómica.

    Rajoy y Sánchez están en apuros y necesitan pactar una estrategia para frenar a Ciudadanos. ¡Y qué mejor que prometer políticas sociales y pensiones que garanticen el tren de vida! Los jubilados españoles cobran mucho más de lo que aportan a lo largo de su vida laboral, mientras que los alemanes, por ejemplo, perciben solo la mitad.

    Lo que no saben es que el sistema es insostenible y en algún momento hará puf. La reforma es pan para hoy y hambre para mañana. Pero en ese momento, Rajoy y Sánchez confían estar ya en otros menesteres.

    El nuevo Gobierno italiano entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas también promete acortar la edad de jubilación, repartir una renta básica de 780 euros mensuales, a la par que una gran rebaja de impuestos a la clase media. Promete sacar así a Italia del letargo en que se sumió desde hace una década.

    Pero pocos creen en fórmulas mágicas. De momento, el euro recibió la iniciativa con caídas, al igual que los mercados financieros. ¿Así van a recuperar la confianza en Italia?

    La reformas populistas tienen un vuelo de corto alcance, y es que, al final, alguien tendrá que pagar las facturas.

    En el plano empresarial, perdida la batalla por el control de la ya italiana Abertis, se abre la de la china Three Gorges por hacerse con la portuguesa EDP, pese a la desconfianza de la Unión Europea.

    El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ve problemas regulatorios en España. Nadal está cargado de razón. Pero es improbable que fuerce la venta de la parte española, porque EDP no es un actor relevante en nuestro país, donde tiene una cuota de alrededor del 10 por ciento en generación de electricidad.

    PD.-La Audiencia Provincial de Madrid, primero, y el Tribunal Supremo esta semana tumbaron la querella penal de Grifols contra elEconomista. El laboratorio catalán quiso reinstalar la censura, para evitar que contáramos cómo saca su inversión en I+D a paraísos fiscales, pese a su acérrimo apoyo al independentismo. Su mentor, Víctor Grifols, recibió la Cruz de Sant Jordi, máxima distinción de la Generalitat, de manos de Carles Puigdemont. Parece que su experiencia en comprar la voluntad de los facultativos estadounidenses la aplica con gran éxito entre los independentistas.