La economía catalana, aún en riesgo
elEconomista.es
Cada vez más datos muestran hasta qué punto la deriva soberanista golpea la economía de Cataluña. El más actualizado, referente a los cambios de sede de empresas catalanas, muestra un éxodo aún constante que sitúa en 2.066 el total de sociedades que se mudaron. El impacto en el mercado laboral ya es también manifiesto. En octubre, los 14.000 parados que Cataluña registró doblan la cifra que arrojaba hace un año. Además, su aportación a la Seguridad Social se redujo a unos pírricos 1.700 nuevos afiliados. Incluso, ya en septiembre, el Ecobarómetro de elEconomista e Informa D&B detectó una desaceleración de la creación de empresas en esa autonomía.
Es cierto que la aplicación, hace una semana, del artículo 155 y el anuncio de una nueva convocatoria electoral han sido fundamentales para recuperar la normalidad institucional y fueron bien recibidos en el mundo económico.
Con todo, resulta innegable que el resultado de esos comicios es muy incierto y que el enfrentamiento podría mantenerse, o agravarse, tras su celebración. No hay que minusvalorar los efectos de ese escenario.
Esta semana el Banco de España advirtió de que un contexto así restaría 2,5 puntos de avance a la economía española en tres años. Ayer, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal fue aún más contundente, al prever que, tan sólo en 2018, el enconamiento del conflicto costaría al conjunto de España 1,2 puntos y al PIB catalán, 2,7 unidades, el equivalente a 6.000 millones de euros.
Previsiones tan pesimistas son la mejor prueba del serio riesgo al que aún está sometida la economía catalana y la alta capacidad que tendría una deriva soberanista reforzada para truncar de forma muy grave su futuro.