Opinión
Un otoño lleno de peligros
Amador G. Ayora
El mes de agosto de 2017 será recordado por la crisis de los misiles. La sombra de la Guerra Fría planea de nuevo, después de que Gorbachov acabara con la URSS y el fallecido Helmut Kohl derribara el muro de Berlín.
¿Cómo puede ser que el líder de un país como Corea del Norte logre poner nervioso a Trump y amenace la seguridad de países tan poderosos como Japón, Corea del Sur o el mismo Estados Unidos, sin tener ninguna represalia?
Las claves hay que buscarlas en el gigante amarillo. El régimen del primer ministro Xi Jinping es el principal aliado del líder norcoreano Kim Jong-un. El 80 por ciento de los intercambios comerciales es con Pekín, que podría resolver el conflicto si quisiera. China hizo pública su posición a través de un artículo de opinión publicado en uno de los periódicos oficiales. Si Corea ataca a Estados Unidos, permanecerá neutral, pero si es Washington o cualquiera de sus aliados el que golpea primero, Pekin cerrará filas con sus amigos norcoreanos.
La condiciones chinas han bajado los humos a Trump, quien no respondió en Twit-ter a la última a provocación de Kim Jong-un de lanzar un misil que sobrevoló la ciudad japonesa de Hokkaidó. Ni se atreve a proponer sanciones unilaterales contra Pyong- yiang.
La industria de defensa es una de las pocas beneficiadas. Tokio reforzará su seguridad con un escudo antimisiles, como ya hizo Corea del Sur. Una decisión que inquieta a Pekín, ya que su territorio se encuentra dentro del rango del nuevo armamento.
No obstante, un oficial chino llegó a calificar el último incidente de acto desproporcionado e "inaceptable desde todo punto de vista". Los mercados financieros volvieron por eso a la calma, después de amenazar con romper los soportes durante toda la jornada del lunes, 28 de agosto.
Pero es una calma falsa. Trump u otro país aliado pueden cambiar en cualquier momento su actitud pacífica, lo que provocaría un conflicto con Pekín y reviviría las tensiones. El conflicto está lejos de resolverse y habrá nuevos enfrentamientos.
Otro frente abierto para Europa es el del euro. Esta semana superó la barrera de 1,20 unidades por dólar y amenaza con irse a 1,30. Un nivel inaceptable y no visto desde hace un par de años. Draghi está entre la espada y la pared. Si el Banco Central Europeo (BCE) comienza a reducir las compras de deuda, fortalecerá aún más la moneda única, y si no lo hace, corre el riesgo de crear otra burbuja y quedarse sin munición para afrontar la próxima crisis financiera.
En España, a los problemas de Trump y sus aliados asiáticos con Corea del Norte o del euro fuerte, que comienza a pasar factura a las exportaciones, se añade el del referéndum del 1-O. Esta semana se ha demostrado, como señalé en este espacio la semana pasada, que la actuación de los Mossos no fue tan eficiente como parecía. Pasaron por alto la alerta dada por los servicios secretos norteamericanos sobre un posible atentado en Las Ramblas.
Pero a Puigdemont le da todo igual con tal de obtener su objetivo, hacerse con los más de cien mil millones que el Estado tiene en infraestructuras en Cataluña tras proclamar la independencia. Para ello, recurrirá a la misma técnica utilizada por Nicolás Maduro en Venezuela. Pretende organizar una votación a medida de los suyos, para luego autoproclamarse como vencedor.
Como el responsable venezolano, se dispone, además, a aprobar la ley que fija las condiciones de la ruptura por decreto, sin consultar al Parlamento, pese a que los sondeos sobre el apoyo de la opinión pública a sus iniciativas son cada vez peores.
¿A alguien le extraña que acabe en la cárcel? Las vidas de los catalanes le importan poco, como demuestra el escaso luto que guardó por los muertos y su prioridad por el referéndum. Creo que está en un callejón sin salida. Lo peor es que en casos así, el final siempre es violento y doloroso para ambas partes. Como se ve, nos espera un otoño lleno de emociones y de algunos riesgos.
PD.-Otros riesgos que acechan la economía son los de las grandes plataformas de distribución online. Amazon anunció descuentos de hasta el 40 por ciento en los productos de Whole Foods, que compró hace unos meses por 13.700 millones. El anuncio provocó el desplome en bolsa de algunos grandes de la distribución, como Kroger o Cotsco. El último afectado es Carrefour, que revisó a la baja sus previsiones sobre ventas y resultados. Wallmart anunció una alianza con Google para vender a través de Internet productos de alimentación. En el mundo de la publicidad, el duopolio Google-Facebook provocó un recorte de las estimaciones de WPP, la mayor agencia publicitaria del planeta, lo que trae de cabeza al sector. En España, Mediaset y Atresmedia sufrieron esta semana caídas en bolsa, al igual que otras grandes televisiones. Y para colmo, Amazon anuncia su entrada en el reino de la publicidad, que se reparten Google y Facebook. ¿Realidad o amenaza virtual? La revolución no ha hecho más que comenzar.