Opinión

Un plan para fortalecer al euro


    Eugenio M. Recio

    Desde que en noviembre del 2014 tomó posesión la actual Comisión Europea, no ha dejado de publicar interesantes documentos sobre el futuro de la Unión Europea (UE). En junio del 2015 se publicó el Informe de los 5 Presidentes, con importantes propuestas para la Unión Económica y Monetaria" (UEM). El 1 de marzo del 2017 presentó al Parlamento el Libro Blanco sobre el futuro de Europa y el 31 de mayo se dió a conocer el Documento de reflexión sobre la profundización de la UEM, que será el objeto de nuestro comentario.

    En este texto, al que han prestado más atención que a los anteriores los medios de comunicación, nos parece más digna de valoración su estructura sistemática, que las concretas propuestas de cambios institucionales, que han sido, sobre todo, el principal objeto de atención de la difusión mediática.

    En la Introducción se advierte, y esto es muy importante, que lo que se pretende no es imponer cambios concretos en la arquitectura de la UEM, sino ofrecer temas para que puedan ser debatidos, por la importancia que tienen para evitar que ante futuras crisis, la UEM, y consiguientemente la UE, se encuentren con la falta de medios adecuados para hacerles frente, como ha ocurrido en la reciente crisis económico-financiera.

    Como primer paso para iniciar la argumentación, se hace un breve recorrido por los 15 años de existencia de la Unión Monetaria (UM), exponiendo los beneficios que ha reportado la moneda única y las dificultades que han tenido los países del euro para superar la última crisis. Nos parece que, al insistir en los problemas planteados por la crisis, se olvida que ya desde sus orígenes Alemania avisó a Francia de las limitaciones que tendría un sistema monetario carente de una adecuada Gobernanza política.

    En los dos capítulos siguientes se trata de concretar, en primer lugar, los riesgos que corre una UEM poco consistente para después, en el capítulo siguiente, proponer un plan que permitiera esa profundización de la UEM, que pretende el Documento.

    Personalmente encontramos en estos dos capítulos la gran novedad que aporta este Documento. Se trata, no tanto de imponer nuevos instrumentos como de hacer ver su necesidad, para que, mediante el debate, los países miembros de la eurozona decidan su realización. La necesidad de una UE más eficiente para superar las divergencias existentes, los riesgos que suponen las limitaciones de una Unión Financiera y el exceso de endeudamiento que facilita la ausencia de un Presupuesto para la eurozona son las carencias que, junto con una Gobernanza poco transparente y democrática, explican las debilidades de la UEM.

    El posible remedio exigiría tener muy claros los principios rectores de responsabilidad y solidaridad, que deben caracterizar una profundización de la UEM. Supuestos estos principios, en la tercera parte se expone un posible Plan a seguir, en dos fases temporales: 2014-1019 para la primera y hasta el 2025 la segunda.

    A partir del razonamiento con que se han descrito los baches estructurales, que harían peligrar al euro ante una nueva crisis, se concretan los cambios que se pueden debatir para conseguir la profundización que estima el Documento. Como medidas más urgentes se mencionan, para la primera fase, completar la Unión Bancaria haciendo efectivos el Fondo de Garantía de Depósitos, el Mecanismo Único de Resolución (MUR) y la unificación del Mercado de Capitales, con lo que se lograría, en los primeros dos años del Plan, una auténtica Unión Financiera, avanzando en la reducción y reparto de los riesgos.

    En la segunda fase, para lograr una mejor convergencia en una Unión Económica y Fiscal más integrada, se propone reforzar la coordinación de la Política Económica, garantizando la estabilización macroeconómica con diferentes opciones entre las que sobresale el establecimiento de un activo europeo seguro, que podría derivar en los tan discutidos eurobonos. Finalmente se fija la atención en la necesidad de aumentar la eficiencia y transparencia de la Gobernanza de la UEM, con un claro reforzamiento de la responsabilidad democrática.

    En las Conclusiones se insiste en que este Documento de reflexión es una invitación para que todos los países miembros expongan sus puntos de vista sobre el futuro de la UEM. El camino a seguir debe basarse en un consenso amplio, teniendo en cuenta los desafíos de la globalización.

    Esperemos que esta toma de conciencia de un problema tan vital para los que nos sentimos profundamente europeos, estimule a los países miembros, incluido el nuestro, y se saque provecho del Documento descrito, que, bien podría servir de texto en los centros para la formación de nuestros jóvenes.