Por qué Padoan lamenta no haber abordado un rescate 'a la española' en Italia
Jorge Valero
La reunión de los ministros de Finanzas de la UE (el Ecofin), de ayer, representó un claro ejemplo de la complicada encrucijada que vive el proyecto comunitario. El sistema bancario europeo necesita más mecanismos comunes de protección, como una garantía de depósitos; una mayoría de socios aun sueña con un presupuesto federal con el que lanzar políticas expansivas.
Y, sin embargo, el apetito político para completar los pilares esenciales de la unión monetaria es inexistente, sobre todo en Berlín, mientras la presión de las urnas en los países con más espacio fiscal, como Alemania y Holanda, no ayuda. Y mientras la UE vacila, las crisis continúan arribando desde los flancos desprotegidos. Esta vez Italia.
Todos estos temas volvieron a pasar ayer por la mesa de los 28 responsables de Economía y Finanzas de la UE. Pero mientras los socios europeos continúan gateando hacia la línea de meta de una unión no sólo monetaria, sino también fiscal, Italia se prepara para rescatar la tercera entidad financiera del país, casi una década después de que estallara la crisis financiera en Estados Unidos en 2007.
Con un Gobierno patas arriba tras la salida a cámara lenta del primer ministro Matteo Renzi, tras perder el referéndum sobre la reforma constitucional el pasado domingo, los planes para recapitalizar Monte dei Paschi di Siena se complicaron hasta tal punto que la intervención pública parece inevitable.
El vicepresidente de la Comisión Europea para el euro, Valdis Dombrovskis, indicó tras el Ecofin que están en "estrecho contacto" con las autoridades italianas, las cuales están listas para actuar en caso de que sea necesario. Y para intentar limitar el daño a Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo del planeta, Dombrovskis destacó que Italia ha tomado medidas para lidiar con los créditos morosos, el gran lastre de su banca.
El dilema político procede del impacto de las nuevas reglas europeas para el rescate bancario, que obliga a aplicar una quita sobre tenedores de bonos de la entidad y otros tenedores de obligaciones. Pero, como en el caso de los preferentistas españoles, parte de sus títulos están en manos de pequeños ahorradores.
El ministro de Economía, Luis de Guindos comentó que el tema del rescate de Monte dei Paschi di Siena no surgió durante el Ecofin. Pero partiendo de la experiencia española destacó que "la transparencia del sistema financiero es lo fundamental", más incluso que las propias provisiones, porque a veces los inversores, supervisores y otros agentes perciben una realidad que es peor que la situación real.
La confesión a Guindos
A pesar de la quita sobre los preferentistas, el rescate español no fue tan duro como el que encararán los nuevos rescates europeos bajo el nuevo entramado legal. El propio ministro de Finanzas italiano, Pier Carlo Padoan, confesó a Luis de Guindos que lamentaba no haber realizado el rescate de sus entidades en las condiciones que lo hizo España en 2012.
Europa creía superadas, al menos por el momento, las situaciones de crisis financiera, y tenía la vista puesta en el reforzamiento de la unión fiscal a partir de marzo próximo. El propio Guindos reconoció que las elecciones en Francia, Alemania y Holanda el próximo año impedirán avanzar, justo cuando se cumplen los 60 años del Tratado de Roma. A pesar de ello, ni la Comisión ni los países más entusiastas con la creación de colchones comunes -como Italia, España o Francia- se dan por vencidos. La unión fiscal es "el objetivo al que hay que tender?, aunque no sea el próximo año, indicó un optimista Guindos.
Pero la ambición tendrá que esperar. De momento, ayer la Comisión se consoló con el aprobado de las capitales a la extensión del conocido como 'plan Juncker' para movilizar al menos 500.000 millones de euros en inversiones, sobre todo del sector privado, hasta 2020, frente a los 300.000 millones hasta 2018 planeados inicialmente. Sin embargo, los fondos para las garantías procederán de momento sólo de las arcas comunitarias, a pesar de las peticiones de ayuda de Bruselas a las capitales.