Luz al final del túnel
Amador G. Ayora
El sábado pasado comenzamos a ver la luz al final del largo túnel de negociaciones para formar Gobierno después de la dimisión del ex secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez. Este jueves, Mariano Rajoy confirmó su disposición a ir a la investidura sin "poner condiciones" al PSOE. A cambio, la gestora presidida por Javier Fernández debería recomendar la abstención a los diputados socialistas.
Se pone así fin a la turbulenta etapa de Sánchez, que tenía precocinado un acuerdo con Puigdemont para ser presidente, aunque fuera sólo durante cinco minutos. El PSOE hubiera corrido el mismo destino que CiU en manos de Artur Mas. Los socialistas habrán ganado una batalla si evitan unas terceras elecciones, pero no la guerra.
Queda acertar con la designación de un líder, que zanje la profunda división entre los militantes. El exministro de Educación y Cultura, Ángel Gabilondo, es quien más consenso suscita en estos momentos, ante la improbabilidad de que Susana Díaz se decida a dejar la Junta de Andalucía.
Rajoy demostrará que es un político con sentido de Estado si impulsa un Gobierno en precario, desoyendo las voces de los cachorros del PP, que abogaban por celebrar nuevos comicios, ante las buenas sensaciones de los sondeos electorales. "España necesita un Gobierno urgentemente para consolidar la recuperación y continuar la creación de empleo", defendió el presidente con buen criterio.
Luego vendrá negociar con el PSOE y Ciudadanos los Presupuestos, fijar el techo de gasto y echar a rodar de nuevo la locomotora. Al parecer, hay tres ministros que ya han recibido el placet de Rajoy para seguir: los titulares de Empleo, Fátima Báñez; Fomento, Rafael Catalá , y Educación, Íñigo Méndez de Vigo.
La ministra de Empleo demostró un gran arrojo al aprobar la reforma laboral, que permitió reanudar la creación de millares de empleos. Este verano quitó a hurtadillas a los agentes sociales el poder sobre los curso de formación, que tantas corruptelas generaron. Báñez tendrá que renegociar algunos aspectos de la reforma laboral que están siendo anulados por los jueces y adaptar a la legislación española la sentencia del Tribunal Superior de Justicia Europeo, que pone límite al encadenamiento de los contratos en la Administración.
Fomento es uno de los dinamizadores de la economía gracias al impulso de la obra pública. En estos momentos, hay varios tramos en construcción de los AVE a Galicia, Granada ó Levante paralizados por culpa de los modificados en las contrataciones. Asimismo, los atascos en varios puntos del Corredor Mediterráneo son causa de protesta permanente por parte de los gobiernos catalán y valenciano frente a Madrid.
Gran parte del problema reside en los contratos temerarios con descuentos superiores al 50 por ciento otorgados por el presidente de Adif, Gonzalo Ferre. Las constructoras se topan con la ley, que prohíbe modificaciones superiores al diez por ciento de la adjudicación, cuando reclaman mayores sumas para ejecutar las obras.
El caso más polémico lo protagoniza Dragados, del grupo presidido por Florentino Pérez, que mantiene paralizado el AVE a Granada desde hace un año porque se adjudicó la reparación de la vía a un precio el 40 por ciento inferior a su coste para mantener empleada a su plantilla andaluza.
Adif cambió hace unos meses a su director general Javier Gallego por Isabel Pardo para agilizar la resolución de conflictos. Pero urge dar un impulso definitivo. La merma de las transferencias de Hacienda a las autonomías por falta de Gobierno ha dejado, asimismo, casi en dique seco las concesiones de carreteras, como denuncia Seopan.
También hay que reformar la financiación autonómica lo antes posible. Esta semana, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, reunió en Madrid a los altos representantes de todos los ámbios de su comunidad autónoma para presentar un manifiesto con datos palmarios sobre la deficiente financiación frente a otras regiones. El do- cumento provocó el enfado del secretario de Estado de Presupuestos, Antonio Beteta, que ni siquiera se dignó en enviar a un representante.
El meollo del futuro Gabinete está en el área económica. El titular de la cartera de Hacienda, Cristóbal Montoro, hace méritos para mantenerse en el cargo. El aumento del pago fraccionado del Impuesto de Sociedades hasta 23 por ciento golpeará la inversión empresarial, pero permitirá cumplir con el déficit del 4,6 por ciento pactado con Bruselas, por primera vez en la última legislatura.
Hasta el presidente de la Autoridad Fiscal Independiente (AIRef), José Luis Escrivá, con quien libra importantes disputas, lo reconoció en una nota de prensa esta semana. Una gesto de paz ante la posible continuidad del ministro. El titular de Hacienda hace un buen tándem con la de Empleo, un elemento clave para abordar la reforma de la Seguridad Social. El entendimiento de Fátima con Montoro juega a favor de su renovación.
Por su parte, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ya manifestó su deseo de dejar el Gobierno. Sólo la oferta de la vicepresidencia económica le haría cambiar de opinión. Una decision comprometida para Rajoy, ya que le enfrentaría a Montoro. Otro indicio de que Guindos se quiere marchar es que la semana pasada puso en marcha la fusión de Bankia con BMN. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, lo acogió con desgana. Con su habitual discreción, esta semana dijo que ?hay que echar los números?, una manera de decir que no está dispuesto a ejecutarlo a cualquier precio, como pasó en la absorción de Bancaja por Caja Madrid.
La cartera de Economía tiene muchos aspirantes. Entre ellos, dos pesos pesados, como el presidente de la Oficina de Moncloa, Álvaro Nadal, y el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. El perfil del puesto es el de una persona con experiencia diplomática, que se mueva como pez en el agua por los pasillos de Comisión Europea, para defender asuntos de vital importancia para España, como la reciente amenaza de sanción por incumplimiento del déficit. Ello inclina la balanza del lado de Margallo, que fue eurodiputado.
Nadal puede optar a otros destinos sabrosos, como Industria, donde su hermano Alberto Nadal ha logrado dar al sector energético la vuelta como un calcetín para acabar con su déficit, a petición suya.
El tercer ministro con el que Rajoy quiere seguir contando es Íñigo Méndez de Vigo. Aunque en esta ocasión sería para la cartera de Exteriores, donde ejerció como secretario de Estado de Asuntos Europeos en la última legislatura. También se da por hecha la continuidad de Isabel García Tejerina, después de desarrollar una ejemplar labor en Agricultura, aunque probablemente en un sitio de mayor enjundia.
La expresión "ver luz al final del túnel" suele utilizarse cuando se vislumbra la solución de un problema. Sin embargo, hay que estar prevenidos, porque también puede tratarse de un tren que viene de frente. Rajoy hace bien contando con ministros experimentados y curtidos en mil batallas. Gobernar con una mayoría tan exigua va a ser complicado y el contexto económico internacional no está para novatos, como esta semana se vio con la libra.
PD.-Donde también se ha hecho la luz es en OHL. La constructora del grupo Villar Mir está cumpliendo a rajatabla su promesa de reducir el endeudamiento, que durante el verano la acercó al abismo del impago, según Moody?s. Las desinversiones de mil millones en la última semana, sumada a otros mil millones de la ampliacion o las anteriores ventas de acciones de Abertis no dejan dudas sobre su intención de atesorar liquidez para afrontar nuevos proyectos. Villar Mir había tejido una madeja cruzada de créditos garantizados entre su grupo y la constructora que amenazaba su futuro. Pero se percató a tiempo del problema y se puso a deshacerla en tiempo récord.