Opinión

Disculpas 'a la Trump'


    Marcos Suárez Sipmann

    A lgunos creen que Donald Trump ha moderado su discurso y modales. Es lo que cabría esperar tras la espiral de polémicas y excesos verbales. Baste con dos ejemplos: su enfrentamiento con los padres musulmanes de un soldado muerto en Irak y su afirmación de que el presidente de Obama, es el 'fundador' del terrorista Estado Islámico. Las encuestas le sitúan por detrás de Hillary Clinton. Según la última, publicada el jueves por el Centro de Investigaciones Pew, Clinton todavía aventaja al republicano en 4 puntos (41 por ciento de los apoyos expresados, frente a 37).

    Sin embargo, no hay que llevarse a engaño. En ningún momento ha pedido perdón. Es conocida su máxima: admitir errores es una debilidad e indigno de un líder.

    Lo que ha hecho a sido reaccionar a su manera. Afirmando con muchos circunloquios que "se arrepiente" de haber dicho "algunas cosas equivocadas". Con calculada ambigüedad se ha cuidado de especificar cuáles son esas cosas. Prescindió igualmente en esa ocasión del habitual ataque frontal a los medios, a los que responsabiliza de cobertura partidista y considera responsables de su actual mala situación en los sondeos.

    Continúa resistiendo presiones para moderar su agresiva retórica. Y ha estrenado nuevo equipo de campaña. Los cambios llegaron después de que el hasta ahora jefe de la misma, Paul Manafort, fuera acusado por The New York Times de recibir durante 6 años casi 13 millones de dólares procedentes de un partido prorruso en Ucrania. Aunque su intención era permanecer en el equipo, ayer presentó su renuncia en lo que constituye un nuevo revés para la candidatura republicana.

    Stephen Bannon será presidente. Se trata de un alto ejecutivo de Breitbart Noticias LLC, web con una línea editorial amarillista y de ultraderecha. Breitbart ha sido descrita por la agencia Bloomberg como "el operador político más peligroso de EEUU" y una "guarida para gente que piensa que Fox News es demasiado moderada". Defensor del estilo populista de Trump y crítico con algunos líderes republicanos, Bannon busca "reforzar la estrategia de tipo empresarial" del magnate. Kallyanne Conway, hasta ahora asesora y analista de encuestas de Trump, será la nueva jefa de campaña. Vinculada con grupos conservadores como la National Rifle Asociation y The Heritage Foundation, es una de las personas de mayor confianza del megadonante republicano Robert Mercer, en cuyos millones Trump está particularmente interesado. Conway será la encargada de seguir el día a día junto al candidato, siguiéndolo como una sombra adonde vaya. Intentará -si no mantenerlo a raya, tarea poco menos que imposible- al menos mantenerle siempre dentro del guión previsto. Sin ceder lo más mínimo en su durísimo discurso antiinmigración, de momento Trump consigue centrarse más en cuestiones políticas que en sí mismo. Incluso ha llamado a la población afroamericana a votar por él. Es muy improbable que tenga éxito en ese empeño porque se trata de un sector demográfico que suele votar a los demócratas en proporción de 9 a 1. Pero no deja de ser una señal de cambio en su campaña.

    Asimismo fundamental en el nuevo equipo es Roger Ailes, fundador de Fox News. Dirigió la cadena por una década hasta que el mes pasado tuvo que renunciar debido a denuncias por abuso sexual de parte de varias empleadas del canal de noticias. Pasa a ser asesor sin cargo formal de Trump.

    Así, a menos de tres meses para las elecciones se rodea de nuevos consejeros especialistas en campañas de ética harto dudosa. Toda una escuadra suicida electoral (suicide squad) como empieza a ser conocida. Con ella Trump, sumido en escándalos provocados por él mismo, se la juega poco menos que a la desesperada. Es su segundo volantazo en tan solo dos meses. Esos asesores insistirán -más que en realzar virtudes de su candidato- en destruir al oponente. Hillary debe prepararse para comenzar a recibir sus andanadas publicitarias negativas en los medios y sobre todo en televisión en los estados clave como Florida, Ohio, etc.

    Es previsible que la verborrea autodestructiva de Trump le lleve a cometer nuevos errores. Es también un apoyo moral para su rival el cada vez mayor escepticismo, cuando no abierta decepción, en el partido conservador. Clinton presenta una experiencia de años como Secretaria de Estado. Frente a ella, Trump carga con la dura advertencia de 50 expertos en seguridad del Partido Republicano según lo cuales "sería el mandatario más irresponsable" en la historia de EEUU.

    Pese a ello -o precisamente por esto- se presenta un sucio fin de campaña. La estrategia de Hillary no debe ofrecer flancos débiles a su adversario. Tiene un mes para preparar el crucial primer debate entre ellos.