Opinión

¿A qué espera Rajoy?


    Juan Carlos Lozano

    La pasada semana hemos vivido una de las páginas más desconcertantes de la democracia, cuando el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, aceptó el encargo o el mandato o como le quieran llamar, del Rey, de formar Gobierno, pero no aseguró que acudiese a la sesión de investidura.

    Tras las dudas, la polémica: para unos, la ley marca claramente que una cosa va seguida de la otra; para otros (los populares, claro está) no es así y una cosa no está tan estrechamente vinculada con la otra como nos creemos los demás... Y yo me pregunto, a estas alturas del partido, si el señor Rajoy y sus más estrechos colaboradores son conscientes de que a los españoles nos importa un pimiento quién lleva razón en la discusión.

    La mayoría de los españoles creemos que si un candidato acepta el encargo o el mandato o como lo quieran llamar, del Rey, para formar Gobierno, está obligado a presentarse en una sesión de investidura. Por normalidad democrática. Y a pesar de que sepa de antemano el resultado. Y especialmente teniendo en cuenta que estamos en unas segundas elecciones y que no nos podemos permitir (ni siquiera ellos, los políticos) acudir a unas terceras.

    ¿Qué tipo de cálculo electoral puede llevar al líder del PP a no presentarse en una sesión de investidura? No lo entiendo. Ni siquiera bajo el prisma de que a más elecciones, más escaños para el PP. Porque el país no se lo merece y no nos lo podemos permitir. Y los electores acabarían castigando tanto cálculo partidista.

    Entre unas cosas y otras y con el chascarrillo de que sin Gobierno el país funciona mejor, hemos tirado por la borda todo un año. Y no es verdad que sin Gobierno se funcione mejor: los inversores echan en falta más seguridad jurídica, y la economía empieza dar signos de desaceleración. Y España, con su lamentable tasa de paro del 20 por ciento, no puede dejarse en el camino del crecimiento ni una décima. Lo contrario es irresponsabilidad.