Opinión

El día de la temporalidad, la estacionalidad y la precariedad


    Víctor Arribas

    No ha hecho falta ni siquiera escucharlo. Las mismas voces de siempre, diciendo las mismas cosas de siempre. En otro día histórico para el mercado de trabajo en España, objetiva y ecuánimemente hablando. Históricos eran también, por lo negativo, aquellos meses y aquellos trimestres de 2012 y 2013, o los más lejanos tres años atrás en la primera recesión que nos sacudió en esta última década.

    Entonces no había explicaciones técnicas para hacer más malo lo que ya era pésimo, pero el sector crítico ahora no para de salpicar datos, gráficas, matizaciones, relativizaciones variadas para que nadie se apunte un tanto con lo que es un éxito del país, no de ningún gobierno.

    La Encuesta de Población Activa vuelve a marcar registros récord en creación de puestos de trabajo y disminución del desempleo. La tasa de paro que hace dos años estaba rozando el 27% ha caído entre los meses de abril y junio a poco más de 22%, cinco puntos menos. En sólo doce semanas se han creado 411.800 empleos, una media de 4.575 cada día. En sólo 90 días, 295.600 parados menos en situación de desempleo, una media de 3.284 menos cada día.

    Y ante lo apabullante de las cifras, parecidas a las de la óptima gestión económica que hizo el gobierno socialista en los primeros años de la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, vuelven a escucharse las mismas consignas. Es un empleo de mala calidad, el lastre es la temporalidad de los contratos, lo negativo de la precariedad de los nuevos empleos es lo importante, hay que descontar la estacionalidad de la temporada veraniega y esto sería un desastre absoluto...

    Curiosamente, cuando en otoño aumente el desempleo aunque sea el menor incremento de la historia en un mes de finalización de contratos, los mismos que ahora escriben y dicen esto no mencionarán la estacionalidad, por supuesto.

    Los trabajadores que hayan firmado sus nuevos contratos en este trimestre podrían ser preguntados, cosa que nunca ocurre, sobre su preferencia en relación a las declaraciones públicas que se escuchan de políticos y sindicalistas: ¿mejor el paro o un contrato precario? ¿Su estima personal puede recuperarse mejor en su domicilio ya sin derecho al seguro de desempleo, o entrando de nuevo en el mercado profesional y accediendo a posibilidades y datos para mejorar cada día?

    Nadie defiende que la calidad del trabajo sea lamentable en nuestro país, mal analista sería. No se le ocurre a nadie decir que son buenos los contratos de trabajo precarios, temporales, por horas, mal pagados. Pero el tsunami que se ha llevado por delante el mercado laboral español no permite una recuperación inmediata de esa idílica situación que muchos añoran... ¡Pese a que no se recuerda en España ese idílico panorama en el último siglo!

    ¿No había antes de 2011 contratos temporales? ¿No se firmaban relaciones precarias para el trabajador en las empresas de trabajo temporal? ¿No había también entonces estacionalidad en las distintas épocas del año para analizar los datos del desempleo? Existían de igual forma que ahora existen, pero cubiertos por un velo tras el que nadie tomaba la palabra para cuestionar la objetividad de unas cifras positivas.

    Por eso no sería malo consagrar los próximos días de publicación de EPA como jornadas distinguidas con un nuevo santoral: cuando se publique en el trimestre otoñal puede ser el día de la Precariedad; cuando la conozcamos en el trimestre invernal sería el día de la Temporalidad; cuando llegara la EPA de primavera podría considerarse el día de la Dualidad; y llegado el verano, al conocer la encuesta del trimestre podríamos declarar la fiesta nacional de la Estacionalidad. Todas ellas estarán glorificadas mientas los datos sean los que son.