Opinión

El presidente alegre y confiado en la España de las maravillas


    José María Triper

    Emulando a Francisco Umbral con su libro, el presidente del Gobierno fue muy claro en su primer desayuno informativo tras tres años de abstinencia. Yo he venido aquí a hablar de economía, vino a decir Rajoy, que para eso manda y quiere seguir mandando y así nos "irá bien", que él así lo cree, sin hacer caso de comentarios en la calle o de lo que dicen las encuestas .

    Y a la economía dedicó la media hora escasa de su primera intervención y parte del coloquio posterior, porque en las preguntas sobre Rato, la corrupción y las elecciones evidenció que le incomodan, o que no traía aprendida la lección como en los silencios y balbuceos que precedieron a su vaga referencia a la fecha de las elecciones generales.

    Eso sí, Rajoy se presentó en el escenario arropado por más de una cuarentena de cargos públicos, siete ministros y los presidentes del Congreso y el Senado entre ellos. Y en un tono entre irónico y alegre a veces y confiado siempre en la bondad de su gestión y en que así se lo premiaremos en las urnas, nos dibujó una España de las maravillas, que ríete tu de Lewis Carroll.

    Con una economía que dibuja creciendo al 2,9% este año y el siguiente, un horizonte de 20 millones de ocupados, más rebajas de impuestos y el estado de bienestar garantizado, para que perder el tiempo en minucias que no interesan a los españoles, como el 'caso Rato', la corrupción, el desafío catalán o las peleas de partido. Que eso son "demagogias y frivolidades" de partidos primerizos y de periodistas con ganas de incordiar.

    "Confíen en mí", nos dijo el presidente entre la satisfacción henchida de los suyos, tan entusiasmados que apenas repararon en que el omitió de su discurso la alusión a prolongar hasta 2017 el periodo de suspensión de desahucios de viviendas y al prometido Plan Integral de Apoyo a la Familia. Que estaban en la versión escrita que se distribuyó por los servicios de Moncloa. ¿Será por si los bancos? Claro que ya ha dicho Esperanza Aguirre que va a prohibir los pobres para que no espanten al turismo, y si no hay pobres no hay desahucios. Elemental, ¿o no?