Opinión

Una nueva industria generadora de empleo


    Joan Tristany

    La apuesta por la industria positiva, que nos suministra y nos permite evolucionar, será en beneficio de todos

    El estudio del Observatorio de Formación Profesional de CaixaBank Dualiza y Orkestra-Instituto Vasco indica que la industria destruirá 200.000 empleos para 2030. El dato es alarmante, dado el alto valor que el sector industrial tiene para nuestra economía. No obstante, consideramos que tras el estallido de la pandemia nos encontramos en otro escenario: en el análisis sobre el futuro de la industria debemos tener en cuenta que nos encontramos en un cambio de era, en el que estamos obligados a asumir un nuevo paradigma que revierta esta proyección. Todo ello en favor de un mayor progreso.

    En los últimos tiempos la industria se ha vuelto "viral", y que me perdone la expresión el lector en plena sexta ola de COVID-19. Es complicado escuchar una tertulia sobre economía o política sin que alguien mencione al sector secundario. Eso no sucedía hace apenas dos años.

    La industria no está de moda porque sí. La pandemia ha puesto de nuevo en evidencia la necesidad de contar con un potente sector productivo, ya que es el que permite, junto al comercio exterior, superar más rápidamente una crisis cuando el mercado interno se encuentra mermado. También ha despertado la preocupación por una excesiva dependencia exterior y la necesidad de ganar una mayor autonomía industrial. Incluso se está hablando en algunos casos de una posible relocalización de la actividad industrial.

    Ya antes de la pandemia, la Comisión Europea había planificado el impulso del sector productivo y la reindustrialización de la Unión Europea como aspecto clave para mantener su competitividad. Esta apuesta se ha refrendado con los fondos europeos Next Generation EU, que impulsan de forma relevante el sector industrial y apoyan su transformación para una Europa sostenible, digital y competitiva a escala global.

    Así, el programa Next Generation EU para España pretende situar a la industria española en el siguiente nivel. Para ello, se prevé que el sector secundario será capaz de elevar su participación relativa sobre el PIB del actual 14,6% al 18% a finales de 2030, que la inversión en I+D+i se situará en el 3% sobre el total del PIB y que se producirá un enorme upskilling de los empleados de dicho sector. Los puestos de trabajo tendrán un mayor valor añadido. Lejos de realizar antiguas tareas repetitivas y mecánicas, los nuevos empleados de la industria trabajan ya en ámbitos como Smart Data, robótica, 5G, ciberseguridad, etc.

    Y es que la industria es eso, robótica, 5G, IoT… Hace tiempo que el sector secundario dejó de ser mayoritariamente enormes columnas de humo. Los sueldos en la industria son, de media, un 20,7% mayores que los de los demás sectores; la industria cuenta con una tasa de temporalidad un 40% menor a la media del resto de sectores; y una tasa de paro extremadamente inferior. En su día a día, las empresas industriales tienen serias dificultades para encontrar candidatos cualificados. Los jóvenes que cursan ramas de FP técnicas para trabajar en la industria no suelen tener problema alguno en ser contratados. Estos jóvenes tienen un papel clave en la nueva industria que se está erigiendo.

    En 2020, mientras la pandemia destruía empleo en prácticamente todos los sectores y ámbitos, cuatro de cada diez empresas industriales en AMEC aumentaron sus plantillas. La industria impulsa la innovación, y con ella una economía de mayor valor añadido. Además, es tractora del sector servicios. E históricamente ha vertebrado regiones.

    En definitiva, la industria es progreso. En esta línea, AMEC ha puesto en marcha el movimiento Positive Industry, impulsado por empresas industriales que defienden una economía sólida y diversificada, garante de bienestar. Estas empresas están comprometidas para que, en este cambio de era que vivimos, su actividad sea positiva y en beneficio de las personas y de nuestro planeta.

    No obstante, nos encontramos en un momento decisivo. Los fondos de recuperación europeos pueden representar un punto de inflexión, pero debemos trabajar para que realmente lo sean. Tenemos la oportunidad de diversificar nuestra economía, de digitalizarla y transformarla, de mejorar las condiciones laborales a través de la industria, de trabajar para que responda a todos los requerimientos sociales y medioambientales… ¿De verdad no la vamos a aprovechar?

    La nueva industria se aleja de la vieja imagen de las chimeneas, es la que nos suministra y nos permite evolucionar tecnológicamente. Tenemos el compromiso de las empresas industriales de hacer las cosas bien, ahora buscamos la complicidad de la sociedad para reconocer su valioso papel para poder generar progreso, y pedimos a las administraciones que propicien un entorno favorable para desarrollar esta industria positiva. La apuesta por la industria debe ser decidida desde todos los ámbitos y en beneficio de todos.