Opinión

Ertes: prórroga con puntos oscuros

    José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social

    elEconomista.es

    Una vez más, la prórroga de los Ertes ligados a la crisis del Covid llega a las puertas de su renovación (en este caso, será el próximo lunes) con posturas enfrentadas entre el Gobierno y los agentes sociales.

    Sería falso afirmar que la continuidad de dichos mecanismos peligra; al contrario, todavía es posible un acuerdo in extremis entre las partes o, en última instancia, el Ejecutivo podría legislar sobre ellos pese a que no haya pacto. Sin embargo, las desavenencias ya manifiestas en la negociación ponen de manifiesto las importantes limitaciones para las empresas con las que se producirá la nueva prórroga de los Ertes, hasta el día 30 del próximo septiembre. El núcleo del desencuentro radica en el afán de la Seguridad Social de reducir las exoneraciones en los pagos de las cotizaciones de las que ahora se benefician las empresas sujetas a estos expedientes. Con la rebaja, el Gobierno busca ejercer presión sobre dichos negocios para que se decidan cuanto antes a recuperar la actividad normal, ahora que el consumo se reanima y la campaña de vacunación avanza.

    Las menores exoneraciones a la Seguridad Social se combinarán con la persistencia del veto a los despidos

    Sin embargo, como las patronales argumentan, muchas empresas siguen paralizadas no porque quieran, sino debido a que aún no pueden reabrir tras más de un año de parálisis sin apenas recibir ayudas. Pero todavía se plantea otro punto crítico más llamativo: se reducen las exoneraciones mientras se mantienen inalteradas otras penalizaciones que los Ertes muestran desde el inicio de la crisis, como la prohibición de facto a los despidos procedentes por causas económicas que Trabajo siempre ha considera innegociable. Las menores rebajas en los pagos a la Seguridad Social, combinadas con la imposibilidad de hacer ajustes de plantilla, supondrá apuros para las empresas.