Trabajemos más horas
Pilar Llàcer
Dicen muchos que el Covid-19 nos cambiará para siempre pero no tienen razón, ya nos ha cambiado. Y una de las medidas para poder mitigar sus efectos podría ser replantear nuestra jornada de trabajo y los horarios de apertura y cierre de los comercios, al menos en las siguientes fases del proceso de desescalada. Aunque volvamos despacio, las reglas de juego ya han cambiado provocando graves daños en la productividad, aunque en España, el indicador de productividad laboral por empleado ya estaba casi en la UCI antes de que llegara el virus.
¿Por qué seguimos haciendo las cosas como siempre, de la misma manera? El cambio no consiste sólo en tener test, guantes y mascarillas, que ya son casi obligatorios, sino en pensar que para vivir, o más bien, para sobrevivir los negocios tienen que vender sus productos y servicios de forma diferente. Se van a digitalizar servicios y se realizarán mejoras de los espacios de trabajo, teletrabajo y algunas "innovaciones" más. Pero ahora además necesitamos ser disruptivos porque la Covid-19 ha producido una ruptura brusca de nuestra normalidad. La forma de consumir ha cambiado: Internet no entiende de horarios ni de festivos y las ventas del e-Ecommerce han crecido un 55% desde que se inició el confinamiento.
Nuestra productividad ya sufrió otro descalabro con la anterior crisis financiera y, aunque hicimos una gran remontada tal como los equipos de fútbol, la variable de la productividad se siguió quedando en puestos de descenso.
Los establecimientos madrileños, tanto grandes como pequeños, pueden abrir los 365 días del año por la Ley de Dinamización de la Actividad Comercial. No ocurre así en el resto de las regiones. Y esto para la desescalada supone un problema. El pasado 4 de mayo comenzó la reapertura de algunos locales como peluquerías, ferreterías, dentistas, ópticas, centros de fisioterapia o floristerías con limitaciones que, en muchos casos, harán replantearse si abrir o seguir con la persiana cerrada. Algunas medidas de seguridad disminuirán de forma drástica la productividad de negocios a los que los clientes solo pueden acudir con cita previa y recibir atención individualizada, que solo pueden permitir la entrada a un cliente por empleado. Teniendo en cuenta que las horas de trabajo serán las mismas, en muchos casos su productividad se reduce a menos de la mitad. La relación entre la cantidad de productos o servicios obtenida por el sistema y los recursos utilizados también está en desescalada, ha sido "contagiada" por la Covid-19.
Es hora de pensar por qué no hacer las cosas de manera diferente si queremos, al menos, ser igual de productivos que antes. En estos momentos, más horas de trabajo no van a significar mayor productividad sino poder conservar en algunos casos el empleo. Y vamos a tener que alterar una de las variables de la ecuación: nuestro tiempo, nuestros horarios, nuestra dedicación al menos una temporada. San Agustín decía "Si nadie me pregunta qué es el tiempo, lo sé, pero si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé". Los sindicatos lo tendrán muy claro.
Pongamos un ejemplo: si antes tres empleados podían atender a 20 personas en 8 horas, ahora, para mantener los mismos empleados y los mismos clientes, sólo me queda alterar la variable del tiempo. Trabajemos más horas en la desescalada para llegar a la misma productividad. Será solo durante un tiempo así que flexibilicemos las normas sin que haya abuso por ninguna de las dos partes. No es buenismo, es realismo y buena voluntad para conseguir remontar. Me acabo de asomar a la ventana de casa y en mi barrio de Madrid, a las 9 de la mañana, siguen las persianas cerradas ¿estarán vendiendo por Internet?