Una reconstrucción ajena a la realidad

La Comisión para la Reconstrucción constituida en el Congreso ya provocó una honda decepción al reducir al mínimo la presencia de economistas entre sus miembros permanentes.

 Esa deficiencia se multiplica con la desnortada decisión de dotar a la economía de un peso residual también en las comparecencias invitadas. Se dan así situaciones inauditas, como el hecho de que los tres expertos que hoy asisten tengan sólo tres minutos cada uno para exponer sus argumentos. Es un sinsentido que el grupo de trabajo económico disponga sólo de 17 horas frente a las 55 propias de su homólogo sanitario. Tras el control de la pandemia, todas las prioridades de la crisis están en el ámbito económico. Negando esa evidencia, la Comisión sólo logra situarse fuera de la realidad.