Opinión

Europa, salud y trabajo

    La desconfianza que en Europa genera el tándem Sánchez - Iglesias lo dificulta todo

    Dolors Montserrat

    A esta semana en que celebramos el Día de Europa el 9 de mayo, el proyecto de todos los europeos llega golpeado por la trágica pérdida de miles de vidas provocada por el virus, a la que se sumará la desaparición de millones de puestos de trabajo. Nuestra memoria no alcanza a recordar una crisis de este calibre. El propio Gobierno español prevé la mayor recesión en 75 años. El PIB español se desplomó un 5,2 % durante el primer trimestre, cuando "solo" llevábamos dos semanas de confinamiento. A diferencia del resto de socios europeos, el Gobierno de Sánchez no modifica los Presupuestos, no ha presentado un paquete de reactivación económica de calado y uno de los sectores más perjudicado, el turístico, que representa el 13% del PIB y en el que se encuentra con fuerza el sector hostelero, simplemente le dice que "quien no se sienta cómodo, que no abra".

    El maldito virus nos ha golpeado a todos los europeos, pero la reacción de los diferentes gobiernos ha provocado que el daño no sea igual en cada país. En Grecia y Portugal, cuya población sufrió como nadie la pasada crisis financiera, ahora gracias a la responsabilidad política y social están superando el golpe sanitario mejor que aquellos que antepusieron la propaganda y la ideología al bien común. Esto no va de localización, sino de gestión, aunque el Gobierno parece no entenderlo. Ya llegará la hora de las responsabilidades, pero ahora se trata de no persistir en el error ni la falta de previsión. La misión es compatibilizar salud y trabajo, y hacerlo ya, con instrumentos realistas que permitan salvar el tejido productivo. No hay tiempo que perder.

    El Gobierno de Sánchez sigue anclado en el sesgo ideológico que todo lo empeora

    Lamentablemente, el Gobierno de Sánchez sigue anclado en el sesgo ideológico que siempre acaba empeorándolo todo: la deuda como única propuesta. Ya los sufrimos en 2008 y no aprenden.

    Es el momento de la solidaridad. El futuro de la Unión depende de ello, pero también de la responsabilidad. La credibilidad no se gana con discursos vacíos, sino con ejemplaridad y solvencia. Sin ofrecer reformas y sin una gestión responsable de las cuentas públicas difícilmente los países europeos aceptarán comprometerse en un plan como el que España necesita. En Europa no se entiende que, creciendo casi el doble que la eurozona, el Gobierno español no haya tenido la voluntad de cuadrar sus cuentas, se presente con el tercer mayor déficit de Europa y con una deuda que no ha parado de aumentar. El Presidente Sánchez con sus viernes sociales ha conseguido un descuadre en 2019 de unos 19.000 millones de euros. Dinero que ahora necesitan muchas familias que lo están pasando verdaderamente mal.

    La desconfianza que genera el presidente y sus socios la pagaremos todos los españoles

    La desconfianza que genera Sánchez y sus socios de gobierno es un sobrecoste que pagamos todos los españoles.

    El Partido Popular Europeo impulsó una iniciativa que fue aprobada en el Parlamento europeo, lo suficientemente ambiciosa como para afrontar con garantías la recuperación de esta crisis con un paquete de más de un 1 billón y medio de euros para hacer frente a las necesidades más inmediatas con el BCE, comprando deuda pública y privada, el MEDE, para apuntalar las cuentas de los Estados, el SURE, sufragando parte de las subvenciones de los trabajadores afectados por ERTEs, y el BEI, insuflando liquidez y financiación a las empresas.

    Así como promovió un ambicioso Plan de Recuperación que según la Comisión podría rondar otro billón y medio de euros, para reforzar la resiliencia de nuestros sistemas sanitarios y combatir la crisis económica, y social.

    Los pilares de este gran "Plan Marshall" descansarán sobre el Presupuesto Europeo, los fondos e instrumentos financieros de la UE ya existentes o de nueva creación, y en la emisión de bonos de recuperación. Este plan permitirá movilizar los recursos necesarios y no implicaría cesión de soberanía. Eficaz e inmediato.

    El plan de recuperación debe sustentar a los sectores más castigados como el sector turístico, financiar grandes reformas estructurales como la  transición hacia una sociedad más ecológica y digital, y una nueva estrategia industrial de la Unión.

    El presupuesto de la Unión será mucho más ambicioso y es el mejor instrumento para que las ayudas lleguen lo más directamente posible tanto a las regiones como a los sectores que más lo necesitan. Entre sus prioridades hay que reforzar la PAC, la política de Cohesión, y la investigación en vacunas y tratamientos.

    En definitiva, Europa estará a la altura, pero cuanto antes suelte el lastre propagandístico el Gobierno español, antes saldremos los españoles de estas crisis. Sin una buena gestión y un buen plan de reformas, las exigencias de solidaridad caen en saco roto.

    Son muchos quienes temen no levantar la persiana de su negocio nunca más. Hoy surgen muchas hipótesis sobre cómo va a cambiar el mundo con la pandemia. Solo una parece confirmarse: nuestros sistemas sanitarios deberán ser reforzados y, para ello, necesitaremos también una economía sana.