Todos los silencios del presidente
José María Triper
Mentir no es sólo decir lo contrario de lo que se piensa. Mentir es también no decir toda la verdad o engañar con el silencio. Y eso es lo que hizo, una vez más, el presidente del Gobierno durante la sesión del pasado miércoles en el Congreso. Allí, en sede parlamentaria y con luz y taquígrafos, además de presumir de la eficacia de su gestión de la pandemia -una eficacia de 22.000 muertos como le recordó Pablo Casado- Sánchez no quiso, o no supo, responder a tres cuestiones claves para entender lo que pasado y lo que nos puede suceder.
Calló Sánchez cuando la oposición le interrogó sobre la identidad del proveedor o el intermediario de los test rápidos defectuosos por los que el Gobierno pagó el doble del precio del mercado. Volvió a callar cuando se le interpeló sobre quién ordenó a la Guardia Civil controlar las informaciones y las redes sociales para "minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno", en palabras del general Santiago. Y permaneció mudo cuando se le preguntó si España iba a pedir el rescate de la UE a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
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Preguntas que, más allá del perjuicio que puedan ocasionar a la imagen del Gobierno, responden al interés y la necesidad de los españoles por saber quién se ha llevado el dinero de los test, que es dinero público, y a quién quiere encubrir el Ejecutivo de coalición socialpopulista. Por conocer quién y desde donde se está intentando condicionar y recortar el derecho a la libertad de expresión que reconoce la Constitución. Y, sobre todo, si como ha dicho el jefe del gobierno italiano, Giuseppe Conte, España va a recurrir al MEDE, la línea de crédito de la UE para países en crisis. y en qué condiciones porque nada es gratuito.
Pero el silencio más elocuente de nuestro jefe de Gobierno se produjo a última hora de la tarde del día siguiente, tras un Consejo Europeo en el que ni hubo acuerdo sobre el formato y la financiación del fondo de recuperación de las economías comunitarias y en el que la propuesta de Sánchez, de que el fondo de recuperación se articule a través de transferencias no reembolsables, ni siquiera fue tomada en consideración. Un descalabro ante el que el Presidente del Gobierno no tuvo la gallardía de la cara y delegó en la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, el papelón de dar explicaciones a los medios de comunicación y la ciudadanía entera. Que él se reserva para las homilías de los sábados.
Pero, ¿qué esperaba el Presidente? ¿Acaso cabe en la mente de alguien medianamente serio que Alemania, Holanda, Finlandia o, incluso Francia, van a regalar el dinero de sus ciudadanos a alguien que no sólo ha incumplido los objetivos de estabilidad, intentando falsear los datos del déficit, y qué además es el único gobierno de Europa que tiene como socio a un partido populista, totalitario y contrario a los principios de libertad, democracia, Estado de Derecho y libre mercado que constituyen la esencia de la UE? Merecemos un Gobierno que no nos mienta.