Opinión
El PIB pierde un motor esencial
elEconomista.es
El sector turístico español no sólo da ya por perdida la Semana Santa, sino también la temporada de verano. Dadas las circunstancias, no se puede achacar a sus empresas un exceso de pesimismo. La única certeza que existe sobe el actual estado de alarma en Europa es que su retirada será paulatina.
En consecuencia, las restricciones al transporte pueden aún prolongarse durante meses, hasta el punto de que las aerolíneas tengan que esperar al periodo junio-julio para estar plenamente operativas. Los obstáculos al tráfico aéreo implican cercenar la conexión de España con sus principales mercados emisores de turistas, por lo que es muy factible la previsión de que las pérdidas ronden este año los 55.000 millones. Frente a esa cifra palidece la cuantía de las ayudas específicas que el Gobierno ha destinado a esta actividad. Es cierto que desde el mes pasado existe un programa de créditos, llamado la línea Thomas Cook, sufragado íntegramente por el ICO. Ahora bien, los 400 millones que moviliza le dan un alcance muy limitado. Especialmente, teniendo en cuenta lo difíciles que son las recuperaciones del sector turístico. Basta observar el ejemplo de China. Su control de la epidemia no le permite todavía reabrir por completo sus fronteras y el sector hotelero muestra todavía tasas ínfimas de ocupación. Puede hablarse, por tanto, de un año perdido para la actividad turística en España, responsable de un 9% del PIB, lo que implica que la economía pierde uno de sus motores fundamentales.
La previsible duración de las restricciones a la movilidad abocan a dar por perdido el año en el sector turístico
A la espera del impacto definitivo en otros ámbitos fundamentales, como el sector exterior, el parón turístico amenaza con uan recesión más grave en términos de duración y destrucción de empleo.