Opinión

El penoso caso de Juana Rivas

    Entre 2009 y 2017 se denunciaron más de un millón de casos de violencia de género.

    Joaquín Leguina

    Según el profesor Pablo de Lora, entre 2009 y 2017 hubo más de 1,2 millones de denuncias por violencia de género, de las cuales más del 85% acabaron sobreseídas en favor del denunciado. Por otra parte, hubo tan sólo 96 condenas por denuncias falsas, pero es que en España las denuncias falsas (de este y otros tipos delictivos) apenas se persiguen. Además, los falsamente acusados son muy reticentes a empapelar a sus ex parejas por denuncias falsas.

    Aclaremos que la denuncia falsa constituye un delito previsto en el artículo 456 del Código Penal y exige el conocimiento de la falsedad o el "temerario desprecio de la verdad" por parte del que imputa a otro hechos que constituyen una infracción penal. Cuando lo que se imputa es un delito grave, la condena por la denuncia falsa es de seis meses a un máximo de dos años de prisión.

    Las feministas radicales deben pedir perdón por el mal que hacen en muchos casos

    De los casos más escabrosos e injustos de cuantos han aparecido acerca de estos asuntos en nuestra opinión pública resaltan dos: el caso de Infancia Libre (un grupo de secuestradoras de sus hijos y denunciantes de sus parejas como maltratadores de los pequeños) y el de Juana Rivas.

    Rivas contó con el apoyo masivo a sus denuncias del feminismo andaluz (incluida Susana Díaz, entonces presidenta). Una vez más la presunción de inocencia fue pisoteada aduciendo que el marido había aceptado una sentencia condenatoria anterior (según él, la había aceptado para retomar en paz la relación conyugal).

    Pues bien, hace ahora dos años esta mujer se fugó con sus dos hijos para no entregárselos a su ex marido, como correspondía por el acuerdo de divorcio y así lo había ordenado un juez. Muchas feministas y "feministos" animaron a Juana a que desapareciera, con lo que ese delito significaba: la desobediencia a una orden judicial. Se hicieron declaraciones y se firmaron artículos de 'autoinculpación' bajo el eslogan Juana Rivas está en mi casa.

    Una vez más, la "voz popular" a favor de Rivas pisoteó la presunción de inocencia del padre (Francesco Arcuri) y sus derechos respecto a sus hijos.

    Como ha escrito Javier Caraballo,

    "En aquellos días, Arcuri repetía que aceptó la sentencia de conformidad para poder seguir viendo al único hijo que tenían entonces, pero que él no es un maltratador. Juana Rivas, por el contrario, sostenía que su expareja era un peligroso acosador y que, diez años después, la seguía maltratando, a ella y a sus hijos".

    Juana Rivas, "bien" asesorada, inició una ofensiva judicial contra Arcuri que la Justicia italiana ha terminado por hundir estrepitosamente, archivando la querella y acusándola de haberlo inventado todo: acusaciones "inverosímiles e inconsistentes"; de lo único que "hay pruebas" –señala la sentencia- es de cómo Juana Rivas ha intentado "manipular" a sus dos hijos contra el padre. En el caso de España, también se ha archivado otra denuncia, esta vez por una supuesta falsificación de documentos que no existió, en la que una jueza solo ha encontrado el "interés en Juana Rivas de mantener algún procedimiento penal en trámite contra Francesco Arcuri", porque todo lo demás era una pura "sinrazón".

    ¿Cuándo pedirán perdón las feministas radicales por el mal que han hecho en éste y en otros casos?