Opinión

Soluciones reales en la agricultura

    El control de precios a la distribución no solucionaría los problemas de las explotaciones agrarias

    elEconomista.es

    La presente semana quedó marcada por los negativos datos de paro y afiliación del mes pasado. El hecho de que el deterioro fuera especialmente agudo en la agricultura volvió a estimular el debate sobre cuáles son los problemas que del campo español. En el Gobierno no ha habido unanimidad en los mensajes hasta muy recientemente, cuando el ministro Planas, e incluso el presidente Sánchez, pusieron el foco sobre los distribuidores.

     Cabe señalar muchos matices a ese diagnóstico. Sin duda, el uso como reclamos comerciales de productos de primera necesidad resulta condenable. Ahora bien, no resulta fácil demostrar cuándo se hace una verdadera venta a pérdidas y la UE es taxativa a la hora de exigir que la prohibición de esta práctica no se haga en bloque, y se justifique caso por caso. Es más, se antoja muy dudoso que un hipotético control de precios para los supermercados sea la solución. Estos establecimientos trabajan con márgenes pequeños y, además, es muy posible que la demanda disminuya si a los consumidores se les imponen baremos de este tipo. La solución, por tanto, no radica en descargar responsabilidades e ignorar el efecto de un factor tan decisivo como el alza próxima al 30% que el salario mínimo acumula en dos años. Como el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, expone en elEconomista ya "no es un mito" que subidas tan precipitadas del SMI destruyen empleo.

    Los problemas del campo español no se van a solucionar imponiendo controles de precios a los distribuidores

    El efecto es diferente según autonomías y sectores, pero una actividad como la agricultura (intensiva en mano de obra, atomizada y poco tecnificada) sólo puede sufrirlo con intensidad. Las soluciones que el campo demanda, por tanto, no pasan por intervenir mercados sino por buscar paliativos a la vertiginosa elevación de los costes laborales.