Opinión

No me chilles que no te veo: PP y Ciudadanos ignoran a los votantes liberales

    Pablo Casado no quiere escuchar los mensajes que las encuestas le mandan

    José María Triper

    Dice sabiamente el refranero que no hay peor sordo que el que no quiere oír ni peor ciego que el que no quiere ver. Y este aforismo es hoy miméticamente aplicable en la política española a los partidos del centro y la derecha y a sus dirigentes, empeñados en no escuchar las voces del voto centrista, reflexivo y moderado y en no ver los resultados y las conclusiones que se repiten prácticamente todas las encuestas -las serias, no las de Tezanos- desde los comicios de noviembre.

    Cómo en la película protagonizada por Richard Pryor y Gene Wilder, cuyo título encabeza estas líneas, las cúpulas del Partido Popular ignoran el clamor de ese amplio espectro de ciudadanos que se identifican ideológicamente con el liberalismo desencantado de los modos y las formas del PP y de Ciudadanos y de los que militan en el ámbito de una socialdemocracia abandonada por el socialismo sanchista que se ha echado en brazos del populismo radical.

    Casado empieza a ser visto como un líder de transición y no como un futurible presidente

    Son cuatro millones de electores que la experiencia y la estadística demuestra que son los que ponen y quitan mayorías, hoy huérfanos de representación y que se debaten entre escorarse al menos malo, si es que existe, o la abstención. Los datos del Electopanel del pasado 19 de enero, que se repiten con ligeras variaciones desde la consulta electoral muestran que el PP de Casado no sólo no rentabiliza la pérdida de votos del PSOE, sino que cae también en intención de votos y en escaños hasta 81 diputados si hubiera hoy elecciones, 8 menos que los que hoy tiene en el Congreso. Siete escaños perdería el PSOE que se quedaría en 113, mientras que Vox es el gran beneficiado con una subida de 8 escaños, los mismos que pierde el Partido Popular.

    PP y Ciudadanos parecen ignorar a esos cuatro millones de votantes, liberales y socialdemócratas, huérfanos hoy de representación y que se debaten entre el menos malo y la abstención

    Otro dato a tener en cuenta es que la suma de PP, Ciudadanos y Vox daría ya 153 escaños, dos más que la suma de PSOE y Podemos. Mayoría que podría ser más elevada para el bloque de centroderecha teniendo en cuenta que nuestra injusta Ley Electoral benéfica a las mayorías y penaliza la fragmentación.

    Especialmente preocupante es la actitud y el planteamiento del núcleo dirigente del PP, con un Pablo Casado que ha perdido ya dos elecciones, la primera de forma estrepitosa, y muchos en su propio partido y también entre su electorado empiezan a ver como un líder de transición y no como un futurible presidente, y que entra al trapo de todos los cebos que le ponen Sánchez y el PSOE, como en el caso del llamado Pin Parental, una cortina de humo del Gobierno para tapar su falta de soluciones y sus cesiones al independentismo.

    "Casado vuelve a equivocarse", coinciden voces autorizadas y con peso entre los diputados y barones populares. "En lugar del Pin Parental debería de estar hablando de la Fiscal General del Estado, de sus relaciones con el comisario Villarejo, de la deriva en Cataluña, de las mordidas de Zapatero y Bono a través del embajador Morodo en Venezuela, de la financiación irregular de Podemos o del alarmante deterioro de la economía y del empleo", aseguran.

    El PP sigue perdiendo electorado en las encuestas, en beneficio de Vox

    Y algo parecido ocurre en Ciudadanos, que ha cambiado su estrategia pero tarde. Es prácticamente irrelevante en el Parlamento, mientras que los ceses de regionales y la dimisión de Igea de sus cargos en Castilla y León apuntan a una sublimación o voladura, más o menos controlada, a la imagen y semejanza de UPyD.

    Pues eso. Cuando deberían estar trabajando para unirse, demostrando tener un sentido del Estado del que carece el jefe del Gobierno y examinando "su cuenta de resultados trimestre a trimestre", sigue empeñados en mirarse el ombligo y en la inmadurez. Así les va.