Opinión
Una senda de déficit poco creíble
elEconomista.es
El Gobierno se afianza en su intención de negociar con la UE una nueva senda de reducción del déficit sin presentar antes su proyecto de Presupuestos para 2020, como Bruselas le reclama. Moncloa espera convencer a la Comisión Europea planteándole una meta de déficit del 1 o el 1,1% del PIB en este año, frente al 0,5% al que se comprometió el expresidente Mariano Rajoy.
Este medio punto porcentual de desequilibrio público no se quedaría en la cuneta; al contrario, el Gobierno de Pedro Sánchez se compromete a alcanzarlo tan sólo un año más tarde de lo inicialmente previsto, en 2021. Del mismo modo, el total equilibrio presupuestario (o déficit cero) se demoraría únicamente un ejercicio más con respecto a la hoja de ruta negociada por el PP y, en lugar de lograrlo el año que viene, se materializará en 2022. A primera vista, los cambios que el equipo de Sánchez busca no podrían calificarse de radicales y sería razonable que la Unión los aceptara. Sin embargo, el problema radica en que no basta con que el Gobierno marque nuevas metas si no las respalda con unos cálculos fiables, como los que contiene un anteproyecto bien elaborado de Presupuestos del Estado, sobre la evolución de los ingresos y los gastos.
Sánchez se compromete a lograr el déficit cero sólo un año más tarde de lo previsto, pero sin cifras que lo avalen
De momento, lo único que ha puesto sobre la mesa son unos pronósticos de avance de la recaudación fiscal que Bruselas nunca ha considerado realistas. Pero, sobre todo, lo que siempre ha estado en duda es la capacidad del capítulo de ingresos para compensar el fuerte avance que muestra la rúbrica del gasto público, y que ya acumula una muy abultada alza, de 25.000 millones. El gran problema de la senda de déficit que Sánchez quiere negociar no estriba en los plazos, sino en la falta de credibilidad de su desarrollo.