Opinión
Banca: política eficiente de cobros
elEconomista.es
La penalización que el BCE impone a los excesos de liquidez se suavizó el pasado septiembre, pero todavía supone un coste para los bancos europeos aparcar esos recursos en la institución monetaria. Por ello, las entidades continúan con su política de cobrar a las empresas por sus depósitos.
Estas últimas, lejos de sentirse perjudicadas, han elevado en España la demanda de este tipo de servicios un 7 por ciento en los nueve primeros meses del año e, incluso, han revertido la tendencia a la baja que sus depósitos presentaban en los últimos años. Se trata de una evolución que cuenta con plena lógica. Nadie puede acusar a los bancos españoles de excederse con esta política, dado que reclaman a las empresas un interés promedio del 0,15 por ciento, un gravamen se encuentra muy lejos del propio del primer país de la clasificación europea, Luxemburgo, con un 0,23 por ciento. Además, resulta innegable que a las empresas no les conviene renunciar a estos depósitos.
El cobro a las empresas por los depósitos no sólo no disuade a estas últimas sino que eleva su demanda de este servicio
En general, resulta innegable que su tesorería es en líneas generales todavía abundante y la estrategia tradicional de destinarla a inversiones en renta fija apenas ofrece retornos actualmente e implica incluso riesgos y costes (ahora que muchas emisiones de deuda pública cuentan con cupón negativo). Por todo ello, la política bancaria de cobrar por los depósitos tiene todavía recorrido, en cuanto a su eficiencia a la hora de aportar unos ingresos a los que la banca no puede renunciar en el actual contexto de tipos en mínimos y escasez de demanda solvente de crédito. Además, su buen comportamiento pese a estar focalizada en las empresas hace innecesario dar un paso mucho más polémico como sería extender esta práctica a los particulares.