Opinión

Nuestra comparación con Europa

    Reloj de Europa

    Juan Velarde Fuertes

    Uno de los problemas más graves que pueden surgir en nuestra política económica es la convicción de que el problema básico que tenemos es el de la necesidad de incrementar el gasto público como consecuencia de una necesidad ineludible de mejorar las condiciones de vida de los españoles.

    Se ignora lo que está sucediendo por ejemplo en el empleo, y que eso es precisamente lo que empeora para el conjunto de nuestros compatriotas en su nivel de vida. Como consecuencia de tal planteamiento no viene mal señalar, de qué modo nos encontramos en España en relación a la Unión Europea. En este momento es evidente que los programas propuestos por Sánchez se basan en nuestra comparación con Europa, pero he ahí que una serie de datos exactos se han publicado y conviene que sean conocidos.

    Precisamente por estar España en la UE lo que no podemos hacer es una política económica disparatada, porque no nos encontramos con esa necesidad. Debido a esto, no hay otro remedio que exponer dato tras dato para que sepamos si tenemos problemas muy serios que, por ejemplo, justifiquen incrementos impositivos, ignorando, la facilidad de movimientos hacia el exterior que existen en el mercado de capitales, y que una fuga de ellos puede ser imposible de evitar, y que de verificarse causaría daños extraordinarios, mucho mayores de todo lo que se puede imaginar.

    La siguiente relación de datos procede de un informe Eurostat, texto que permite conocer de verdad la situación comparativa de los países de la Unión Europea, y así observar lo que nos sucede, comparativamente, a los españoles. En este sentido, y dado que el dato final comparativo corresponde al año 2017 no nos encontramos con diferencias esenciales en muchísimos sentidos respecto a Alemania o al Reino Unido. Como consecuencia, por lo que se refiere al déficit socioeconómico estamos, por ejemplo, en muchas ocasiones en los niveles de Francia. España posee, respecto a nuestro desarrollo, una masa formidable de realidad agraria, solo superada en el ámbito de la Unión Europea, por Holanda, Dinamarca, el Reino Unido, Bélgica y Alemania; pero además, España, en ese conjunto de 28 naciones europeas, es la que ocupa, de mejor a peor, el puesto 9 por lo que se refiere al bienestar relacionado con la salud, y también ocupa el puesto 5 por lo que respecta a la tasa de eliminación de enfermedades crónicas, lo cual habla también muy favorablemente, de nuestros servicios sanitarios, públicos y privados. Tiene una altísima presencia de sus niños -a partir de los cuatro años- en los colegios, por lo que prácticamente se encuentra atendida el 100 por cien de la población infantil en el sentido educativo. No es en cambio, buena la situación en la llamada educación terciaria, la que se tiene entre los 30 y 34 años; es ésta una cuestión que se enlaza evidentemente con las exigencias relacionadas con el empleo. En cambio, aunque mejora mucho en 2018 respecto a 2013; -recuérdese que el 2013 es el momento de sufrir el frenazo considerable provocado por Rodríguez Zapatero-. Así se muestra que existió un riesgo vinculado a la tasa de empleo para los recién graduados. Naturalmente esto se debía al conjunto de situaciones derivadas de los problemas que, a lo largo de la Transición, están ligados a decisiones erróneas de la política social, pero sobre todo, los golpes fuertes de desempleo se experimentaron, primero en el gobierno de Felipe González, pero en el de Rodríguez Zapatero, todo alcanzó caracteres, casi me atrevería a decir que dramáticos, y ahora a lo largo del breve gobierno de Sánchez, las perspectivas empiezan, en este sentido, a empeorar con claridad.

    La mejora del empleo no se podrá lograr nunca con incrementos del gasto público

    Evidentemente el índice de violencia física y sexual contra las mujeres, es una evidencia clarísima de malestar social, y lo contrario de bienestar colectivo. Pues bien, España ofrece la realidad de ser el segundo país en mejores condiciones en ese sentido, y conviene conocer que el peor de los 28 es visible en el puesto que corresponde a Suecia, que siempre se ha mostrado como un maravilloso país cuando fue gobernado por la socialdemocracia.

    Por cierto que en esa situación respecto a la igualdad de sexos en el ámbito social, el futuro parece indicar algo a tener en cuenta, por lo que respecta a la cantidad de mujeres que se encuentran con un puesto en los Parlamentos; España está en el puesto cuarto. Solo nos superan, Suecia, Finlandia y Bélgica. Y por lo que se refiere a la disposición en los hogares de agua, de instalaciones sanitarias complementarias, como baños y otros mecanismos importantes para el bienestar, España se encuentra en ese terreno en el puesto 4; en este elemento clave del bienestar solo nos superan Alemania, Malta y Holanda. No es buena nuestra situación en cuanto al puesto que ocupamos en relación con las posibilidades de calefacción casera; nos encontramos, por cierto, al nivel de Francia.

    Los datos exigen reaccionar en forma de medidas racionales y no electorales

    Naturalmente, nuestro panorama no es excelente en todos los sectores de este estudio. El problema del desempleo provoca que sus cifras evidencien un malestar importante y que eso es un problema fundamental, que da la impresión de que las administraciones socialistas, preocupadas siempre, como dijo Schumpeter, fundamentalmente por lograr mejoras a muy corto plazo, ignorando lo que puede suceder a largo plazo; y eso es precisamente, a través del empleo, lo que más dificulta una notable mejoría en nuestra comparación social con el conjunto europeo. Además, de 2013 a 2016 España tiene una posición media por lo que se refiere a la facilidad de disponer de autobuses y transportes ferroviarios para pasajeros; pero de 2012 a 2017, no ha disminuido el riesgo de pobreza -lógico en un país con tan fuerte presencia de parados-, pero eso repito no se resuelve con gasto público; lo mismo es lo que sucede respecto a 2017, en relación con 2012 por lo que respecta a la distribución de la renta, que observamos que era más igualitaria durante el gobierno de Aznar que en el de Rodríguez Zapatero, y de eso se deduce, de nuevo, el poder adquisitivo vinculado al PIB por habitante; por cierto que en esto estamos levísimamente por debajo de Francia y del Reino Unido; repito, el incremento del PIB por habitante es determinante para ese aspecto del bienestar.

    ¿Para qué seguir?. No estamos, por todo lo dicho, en un paraíso, pero tampoco en un infierno. Pero, por ahora, la resultante muestra algo que también se une al bienestar: superamos a todos los países en esperanza de vida al nacer.

    Toda esta serie de datos exige una reacción en forma de medidas racionales, no electorales. Tengámoslo en cuenta en el momento de votar, con un previo examen crítico de si los programas de los candidatos, por lo que se refiere a los temas de bienestar material, son lógicos o no. Al cabo de poco tiempo, si nos equivocamos, Eurostat nos lo señalara de modo clarísimo, y también si hemos acertado.