Una Sentencia moderada para una España que también es moderada
J. R. Pin Arboledas
Más de 490 folios resumidos en cinco, los del fallo del 1-O. 488 folios que aclaran la opinión de los jueces y cinco que expresan sus decisiones.
Se condena por sedición, eludiendo la rebelión, que hubiera agravado la sentencia. Independientemente de la consideración jurídica sobre ella, que es ya un hecho, importa ahora analizar las consecuencias y las medidas a tomar. Hay medidas penitenciarias, medidas políticas y repercusiones económicas.
Las medidas penitenciarias permiten moderar o agravar la aplicación de la sentencia. Todo indica que la moderación primará. Dada la prisión preventiva ya realizada, es posible que veamos pronto la aplicación del tercer grado con libertad de movimientos o algo similar a los condenados. No en vano las competencias en esta materia son de la Generalitat. Pero ocurriría lo mismo si fueran del Estado. Nadie quiere tensar la situación más allá de lo necesario. Lo importante es dejar claro que hay que respetar la ley, incluso cuando se está en el poder. La sentencia lo demuestra. Su aplicación es otro tema.
Las medidas políticas posteriores deben ayudar al diálogo. De momento la campaña electoral aparca las acciones y las deja en el campo de las declaraciones. El President Quim Torra se declara en contra de la sentencia, anuncia la utilización de las vías de recurso al Tribunal Constitucional o en su caso a Estrasburgo, y el intento de apelar por carta y personalmente al Rey y al Presidente de Gobierno. Todas ellas dentro de la legalidad. El Presidente Sánchez defiende la democracia española y el acatamiento de la justicia. La sociedad catalana en general sigue con su vida y los independentistas se manifiestan en la calle con la repercusión esperada. El resto de España ve la situación como normal. Será después de investido el nuevo Gobierno de España cuando se empezará a pensar en cómo abordar políticamente la situación.
El fallo deja claro que hay que respetar la ley, incluso cuando se está en el poder
Mientras tanto la desaceleración económica se está transformando en parón y luego, si Trump y Xi Jinping no lo remedian, en recesión. Pero el procés no es la principal causa de ello. El parón procede de la deriva de la economía global, la lucha comercial entre EEUU y China y la pérdida de liderazgo mundial. España está en Europa que cada vez pinta menos, aunque su comercio internacional siga siendo importantísimo.
La sentencia añadirá intranquilidad económica, pero no será el factor más importante si la solución se encauza bien. La desestabilización política siempre influye en la economía ¿cuanto? Es difícil cuantificar. En Cataluña la salida de empresas ya se ha producido. Es más, si se encuentran vías de solución política probablemente habrá un reflujo y volverán muchas. Los EREs de reducción de empleo de estos últimos meses en empresas catalanas se deben más al anuncio de la desaceleración de la economía global que al propio proceso independentista.
Si se limita la crispación en la calle y las instituciones, la repercusión de la sentencia será menor. En ello la Generalitat y los líderes catalanes tienen una gran responsabilidad. Mucho más que los del Gobierno central y los partidos nacionales que están en disposición de allanar el camino a soluciones políticas dentro del orden constitucional; con la posible excepción de Vox, que vive de su posición radical. Siempre hizo así desde la transición y así debe seguir.
Negar la independencia que los jueces han tenido en la causa es ser cínico
Esta es una sentencia moderada, adecuada para una España moderada. Ha constatado que se ha agredido a la legalidad constitucional, ha realizado un proceso judicial garantista y ha sentenciado con moderación. Los jueces han sido independientes. Diga lo que diga el señor Torra se han ajustado a la ley en un ejercicio democrático. Nunca en la historia de los países, y en particular en la de España, ha habido un tratamiento tan ajustado a la legalidad democrática por parte de los poderes del Estado del judicial, del ejecutivo y el legislativo. Los dos últimos han respetado escrupulosamente la independencia del poder judicial. Negarlo es cinismo.
Ahora corresponde a los otros poderes al legislativo y al ejecutivo seguir esa moderación. Poderes políticos que no son solo los del Gobierno central. La Generalitat y el Parlament también son partes de esos poderes del Estado y como tales deben responder con moderación. Si no lo hicieran o los unos, o los otros, serían responsables. El poder judicial ha puesto la pelota en sus botas. Depende de su moderación la solución o la crispación. La justicia ha sido moderada ¿lo serán los lideres políticos? No lo sé, pero yo adelanto que España si lo es.