Opinión
Las primarias son nefastas
Joaquín Leguina
El bloqueo que ha llevado a la repetición de elecciones ha dejado muy tocado el ya disminuido prestigio de los líderes políticos, que se han mostrado incapaces de sacar al país de un parón institucional sin precedentes.
Como ha escrito Raúl del Pozo refiriéndose al protagonista de la moción de censura: "Pedro Sánchez se va afianzando de bloqueo en bloqueo con estilo cesarista y, enmendando a Francisco de Quevedo, a Sánchez no le gobiernan ni textos ni tratos".
Sin embargo, el académico Pérez Reverte ve a Sánchez desde una óptica más literaria: "Es el único interesante en sentido renacentista. Los torea a todos. Pedro Sánchez miente sin ningún complejo, con esa falta de escrúpulos que caracteriza al político de raza. Los demás son unos moñas".
En cualquier caso, no creo que Sánchez sea el único responsable del desastre. Tengo para mí que Rivera lo es aún más con sus "líneas rojas", sometidas, eso sí, a una geometría variable. Va de bandazo en bandazo hasta la derrota final. Él, que vino para "limpiarlo todo", no ha hecho sino embarrar el terreno de juego, aparte de pretender acabar con la presunción de inocencia y hasta con la división de poderes.
El desprestigio de los líderes ha vuelto a poner en plaza pública la flojera curricular de la clase política actual. En otras palabras: la mayor parte de los diputados y senadores no han trabajado nunca fuera de la política. Es decir, no son ni social ni laboralmente representativos de la sociedad española.
Pero hay algo que ha quedado "invisible" y es la conversión de los liderazgos partidarios en auténticas satrapías. Un cesarismo arrasador que ha hecho desaparecer el debate y la discrepancia dentro de las organizaciones políticas hoy representadas en las Cortes Españolas. Es decir, la muerte de la democracia interna que les exige la Constitución en su artículo 6:
"Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular […]. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".
Pero a los partidos nunca les ha interesado aplicar ese artículo. Ni siquiera han cambiado los reglamentos de las dos Cámaras que componen las Cortes. Reglamentos que niegan la personalidad individual de diputados y senadores. Tampoco les está permitido hablar como individuos, sólo lo pueden hacerlo en representación de un grupo parlamentario; incluso sus sueldos no los perciben de "la empresa" para la cual trabajan (Congreso o Senado), sino que cobran de su grupo político correspondiente, tras las "rebajas" que éste le puede hacer.
Rivera lleva a Ciudadanos de bandazo en bandazo hasta la derrota final
Los "elegidos" en primarias –a la vista está- se han convertido en propietarios, auténticos caciques que disponen de vidas y haciendas. Las últimas primarias, que "volvieron" a Sánchez a Ferraz, han conseguido crear un mandarinato, donde el ganador ha obtenido "legitimidad" para hacer lo que le da la gana… y lo primero que ha hecho es marginar a quienes no le han votado, es decir, a la mitad del partido, despilfarrando así material humano " sin medida ni clemencia".
Conviene, en todo caso, recordar que el PSOE nunca ha ganado unas elecciones con candidatos elegidos en primarias. En suma, no merece la pena realizarlas, pues no traen sino divisiones internas, "limpiezas étnicas" e hiperliderazgo.