Opinión

Gestión de crisis en el BBVA


    Tomás Merina Ortega

    El BBVA ha perdido el control de su situación judicial, en relación con el espionaje encargado al comisario Villarejo. Tiene muy amenazada su reputación en el ámbito europeo, el equipo directivo se encuentra en un túnel, sin ver aún la luz al final del mismo, y con la brújula averiada. La noticia ha desbordado el ámbito financiero.

    El reciente artículo de Luis del Rivero en El País atribuye al cansancio del juez García-Castellón, por la tardanza del banco en enviar las averiguaciones realizadas, el auto de imputación contra el BBVA como persona jurídica. El resumen sería "al BBVA le ha salido el tiro por la culata". El tiro ha sido el retraso (y la calidad) de la información remitida al juez; la culata, la imputación del banco y el hombro (por ahora) de Eduardo Arbizu. Tiene relevancia la opinión, aunque interesada, de Rivero en el tema, dado que forma parte de la acusación particular personada en la causa.

    Dos hechos se han sucedido en la última semana, la decisión de Antonio Béjar de colaborar con el juez y el fiscal, y la salida del responsable de cumplimiento normativo, Eduardo Arbizu.

    Es necesaria la llegada de una nueva cúpula al banco para hacer un lavado de imagen 

    Béjar es un veterano en el banco (proveniente de Argentaria), tuvo responsabilidades primero en el área comercial, más tarde se encargó de la gestión de operaciones singulares (refinanciaciones), para terminar como máximo responsable de riesgos y recuperaciones del mercado español. Su actuación, con hilo directo con FG, levantó alguna incomodidad en otros mandos, por lo que le empujaron para presidir la Operación Chamartín (Distrito Castellana Norte). Es destituido, de esta presidencia, al día siguiente de manifestar su deseo de colaborar con el juez, aportando documentación.

    La documentación que tiene acumulada Béjar debe de ser sustancial, la sola manifestación de su colaboración ha servido para que la fiscalía retirase la petición de fianza de 500.000 euros. Salimos de la fase de audios (de Villarejo), para entrar en la fase de los mails (de Béjar). Ante el dilema del prisionero, Béjar ha decidido ser el primero en colaborar, consciente de que el testimonio del segundo pierde mucho valor.

    Eduardo Arbizu, hombre de FG, con una dilatada carrera en el área jurídica, siempre en las máximas responsabilidades del banco, ha sido la segunda víctima del mes de julio. Su situación en todo el conflicto ha tenido que ser algo más que incómoda. Como responsable del cumplimiento normativo, ha reportado directamente a la comisión delegada del Consejo, de forma que ello contamina a la totalidad del Consejo, para un hipotético relevo del presidente. Asimismo, ha sido el coordinador del informe forensic, encargado (en mayo de 2018) a Uría-Menéndez y PwC. Como resumen de su ac-tuación, el banco ha resultado imputado de varios delitos, y él destituido al día siguiente de esa imputación. Resulta sorprendente que el custodio de la información más sensible del caso cese en pleno vórtice de la crisis. Si el presidente Torres lo hizo de forma consciente o por desconocimiento, puede ser decisivo.

    Han perdido el control de su situación judicial y puede perjudicar su reputación

    Manuel Conthe, en un benévolo artículo, califica la gestión de la crisis como incomprensible y recomienda "al BBVA, en defensa de su buena reputación, dar una explicación pública y completa de lo ocurrido, aunque ello entrañe reconocer errores e incluso responsabilidad penal". En términos sanitarios, las heridas hay que drenarlas, no se pueden cerrar dejando pus en su interior. La realidad es que la contaminación debe ser elevada, por lo que antes o después llegará el momento del relevo en la cúpula.

    Será difícil encontrar en el propio Consejo un candidato que, de verdad, se haya enterado de todo por la prensa. Según la CNMV, los consejeros actuales tienen en total 12 millones de euros en acciones del banco (de un total de 34.500 millones). Es una representación tan escuálida que no parece aceptable que tengan la capacidad de encontrar el relevo. Entonces llegarán mis amigos los políticos. Será, si no lo es ya, el momento en que se politice el problema; con un Gobierno en funciones, el PNV y Podemos tienen las antenas muy orientadas.

    La llegada de una nueva cúpula al banco no será tan pacífica como los relevos ocurridos en los últimos veinte años. En el BCE, tras el rescate de las cajas de ahorros, no parece que vayan a transigir con un relevo de corte muy político. La garantía de que no se termine con un candidato político a la presidencia del banco será el examen que hará el BCE al postulante. El recuerdo de lo ocurrido con la gestión de las cajas de ahorros está muy cercano.