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Una fuga masiva de datos hace tambalearse a Suecia: testigos protegidos, fuerzas de seguridad...
- La filtración de información de una agencia estatal siembra la alarma
- El ejecutivo socialdemócrata admite que hubo riesgos para el país
- La presión del centroderecha obliga a la caída de dos ministros
elEconomista.es
El primer ministro sueco, Stefan Löfven, se ha visto obligado a remodelar su equipo de Gobierno a raíz de un escándalo de filtración de datos que ha estado muy cerca de tumbar antes de tiempo la legislatura (iniciada hace menos de tres años, en septiembre de 2014) de los socialdemócratas y llevar al país a unas elecciones anticipadas.
La noticia saltó hace una semana en los medios de comunicación nacionales, pero los sucesos se remontan a 2015: a raíz de la externalización de la gestión informática de la Agencia Sueca de Transportes (adjudicada a IBM), trabajadores de la compañía en República Checa habían accedido sin permiso a información de todo tipo.
Desde los datos de todos los vehículos del país se habría podido llegar a los de sus propietarios, sin ningún tipo de excepción: desde los ciudadanos de a pie hasta las fuerzas de seguridad del Estado, pasando por testigos protegidos y por furgones blindados que transportan sumas muy importantes de dinero. Todos los estratos de la sociedad han sido permables a esta filtración.
La aparición de estas informaciones provocó la salida a escena del primer ministro, que tuvo que admitir que los ciudadanos de Suecia habían estado expuestos a riesgos potenciales. La Agencia de Transportes Sueca ha asegurado que no se han producido filtraciones, pero la rueda ha echado a andar y las consecuencias políticas de esta posible fuga no se han hecho esperar.
La delicada situación de los socialdemócratas, que ganaron en alianza con los Verdes y el Partido de la Izquierda las elecciones en 2014 pero sin mayoría (158 de 349 escaños), ha sido aprovechada por la Alianza de centroderecha (que acumula un menor pero no desdeñable músculo parlamentario de 142 diputados), que anunció una moción de censura contra tres ministros del gabinete de Löfven: Anders Ygeman, de Interior; Anna Johhansson, de Infraestructuras; y Peter Hultqvist, de Defensa.
La respuesta del primer ministro ha sido casi inmediata: ha dejado a Ygerman y Johhansson fuera de su equipo, aunque ha mantenido a Hultqvist. La oposición podría mantener la moción de censura contra él, pero el extremo no está confirmado, ya que goza de cierta reputación en el centroderecha. El 'match-ball' para el Gobierno parece salvado (se ha evitado el peligro de una moción de confianza perdida y de la sombra de unas elecciones anticipadas), pero queda la asunción de responsabilidades.
Por el momento, Löfven ha informado de la apertura de una investigación interna y ha asegurado que desconocía hasta esta misma semana los hechos, señalando a Johhansson al mantener que ella solo se lo dijo cuando la burbuja estalló. La expropietario de la cartera de Infraestructuras también ha descargado su responsabilidad en el secretario de Estado del ramo.
Sumido en un descanso por las vacaciones, el Parlamento sueco aún no se ha vuelto a reunir para debatir una filtración de datos que ha supuesto un terremoto en el país escandinavo. Será a partir de la vuelta de este receso cuando se sepa si ha quedado en un gran susto para los socialdemócratas o, por el contrario, supone el principio del fin de su mandato.